La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) reclama a las autoridades europeas y españolas que tomen medidas para fomentar más exportaciones alimentarias a otros mercados.
Castellón Información
La decisión unilateral de Rusia que contempla restringir o prohibir la importación de productos agrícolas, materias primas y alimentos de la Unión Europea tendría graves consecuencias para la agricultura valenciana. Según un estudio de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) basado en datos del IVEX, IVACE y Cámara Valencia, las pérdidas que sufrirían los productores en caso de confirmarse ese cierre del mercado moscovita ascenderían aproximadamente a 140 millones de euros.
Las exportaciones agroalimentarias de la Comunitat Valenciana con destino a Rusia se han duplicado en los últimos cinco años –de 67 a 138 millones de euros en 2012– debido al incremento de la clase media y a la reducción arancelaria en productos agrícolas –del 13,2 al 10,8% de media– instaurada a raíz de la adhesión de Rusia a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2012. Los alimentos ya representan cerca de la cuarta parte de las exportaciones totales y destacan las frutas, a distancia, así como aceites, carnes, preparaciones alimenticias, legumbres y hortalizas.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, subraya que “la agricultura valenciana sería una de las más damnificadas por su condición eminentemente exportadora y por el liderazgo comercial en sectores como cítricos y caqui. Esta resolución supone un nuevo golpe para los agricultores valencianos en un año negro marcado por los bajos precios, la sequía o los temporales de granizo. Aunque Rusia sigue por detrás de la Unión Europea y Estados Unidos, no deja de ser un mercado importante donde el sector valenciano tenía guardada grandes expectativas”.
La organización agraria reclama a las autoridades europeas y españolas que tomen medidas con carácter urgente para fomentar las exportaciones alimentarias hacia otros destinos. “Nos pueden cerrar esta puerta por causas políticas, totalmente ajenas a la calidad y competitividad de nuestros alimentos –advierte Aguado–, de la misma manera que hasta ahora nos han mantenido cerradas en la práctica las puertas otros países terceros que ponen todo tipo de trabas a la hora de introducir nuestras frutas y hortalizas. Las administraciones deberían reaccionar de una vez por todas ayudando a los sectores productivos, que son los que van a volver a sufrir los efectos de sus equivocadas estrategias geopolíticas”.