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viernes, 19 de abril de 2024 | Última actualización: 00:44

Vacunas a ritmo lento

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

A los ciudadanos en general y a los españoles en particular nos está pasando lo peor que puede ocurrirle a un pueblo: desconfiar profundamente de sus políticos. No creemos lo que nos dicen sobre cómo va nuestra economía, tampoco sobre cuándo empezaremos a salir del hoyo, ni cuántos hemos caído por culpa de Covid desde que éste llegó a España, hace más de un año. Nunca hemos recibido instrucciones fiables sobre cómo comportarnos en tiempos de confinamiento o de alarma. No sabemos si tenemos que recibir instrucciones de nuestra Alcaldía, nuestra Comunidad o del Gobierno Central.

Puestos a desconfiar, lo hacemos también del número de vacunas que se están suministrando. Oficialmente, parece que estamos una vez más, entre los países más eficaces del mundo, con seis millones de dosis ya distribuidas a día de hoy, lo que nos sitúa en noveno puesto del mundo, solo por detrás -en Europa- de Reino Unido, Islandia, Dinamarca y Eslovenia, con 3'15% de dosis administradas.

Por motivos profesionales y personales, tengo contacto casi diario con diversos países, desde los Estados Unidos a Australia, pasando por varios estados europeos.

Quizá se deba a que en ellos la distribución de vacunas se hace con criterios distintos a los nuestros, pero lo cierto es que en todos ellos, personas de mi generación, de la siguiente o incluso a veces de dos generaciones inferiores, están ya vacunadas o tienen fecha para hacerlo. Y ninguno de ellos se encuentra en grupos de riesgo, ni son sanitarios, ni agentes de seguridad, ni enseñantes.

Me alegro mucho por ellos, pero una vez más, me pregunto: ¿pero qué nos está pasando en España que no somos capaces ni de organizar algo tan sencillo como ponernos en fila, pedirnos que nos arremanguemos y nos pinchen en un brazo, ya sea si vivimos en una gran ciudad o en un pequeño pueblo?

Por favor señores responsables, despierten de una vez. Estamos deseando colaborar. No somos negacionistas ni tenemos particulares exigencias. Solo queremos algo aparentemente tan sencillo como vacunarnos. O va a ser que ahora la culpa la tiene la Unión Europea o la tenemos todos nosotros.