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viernes, 19 de abril de 2024 | Última actualización: 15:41

¡Tres veces guapa!

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Luis Andrés Cisneros.

Corría el año 1950 cuando el cantante valenciano, Jorge Sepúlveda, nombre artístico de Luis Sancho Moleón (Valencia, 8-22-1917 – Palma de Mallorca, 16-06-1983), conseguía un gran éxito con el pasodoble del compositor alicantino Vicente Marí Bas titulado 'Tres veces guapa'.

Poca gente conoce el lugar de nacimiento del famoso cantante de boleros y pasodobles de la década de los 50. Es creencia popular que es santanderino, pero no es así. Información para los desconocedores de nuestra Historia más reciente. Jorge Sepúlveda acabó la Guerra Civil como sargento de ejército republicano, fue hecho prisionero en el campo de concentración de Albáteraen 1939 y en 1941 ya estaba en libertad.

Se fue a Madrid en 1942 y allí comenzó su carrera artística, actuando en la sala Casablanca desde donde se lanzó al estrellato y viajó por toda América siendo un artista de renombre internacional. Sus grandes triunfos duraron hasta la década de los 60. Para desmemoriados históricos, fue un referente de la época sin importar para nada sus antecedentes en el frente popular. ¡¡Cosas del General Franco!!

Pero este artículo no va a versar sobre la carrera triunfal del cantante sino sobre el título de la canción que me ha dado la inspiración: ese 'Tres veces guapa' que, tal y como pintan las leyes liberticidas que nos rodean, podrían acabar con autor y cantante en las mazmorras de Irene Montero y sus homólogas recalcitrantes del Ministerio.

Un piropo de ese calibre y, con recochineo patriarcal y macro machista repetido hasta tres veces, es una violencia de género merecedora de los mayores castigos dignos de un gulag o una cheka. Por cierto, recuerdo a la concejal Ruíz que, en aras a la historia de nuestra ciudad, averigüe dónde se encontraban las chekas en la capital de La Plana.

Recordemos lo que nos dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua para definir la palabra piropo: "Dicho breve con que se pondera alguna cualidad de alguien, especialmente la belleza de una mujer." Es, de todo punto inaceptable que en pleno siglo XXI semejante ultraje, al más puro estilo heteropatriarcal, no sea castigado como se merece, con el máximo rigor de las leyes femicomunistas. ¡Hasta ahí podríamos llegar!

Sólo falta que el de Galapagar, con el beneplácito del ministro Marlasca, declare una alerta antifascista, del cambio climático, de los menas, de los okupas, de los manteros y de todos los colectivos que defienden la democracia y la libertad, como los 'Bukaneros'. Grupo, este último, paladín del respeto a la convivencia y a los buenos modales y que nos recuerda a la Motorizada que en 1936 estaba al servicio de Indalecio Prieto.

Estamos asistiendo a la feria de los despropósitos. Mientras que decirle algo a una mujer (ya es bien difícil piropear a una feminista) te puede llevar a la cárcel, amenazar a la Familia Real Española, es libertad de expresión.

Recientemente el abogado de narcodictadores, delincuentes y, para mayor escarnio, secretario general del Partido Comunista de España, diputado y secretario de estado para la agenda 2030, se pueda permitir el lujo de desear la muerte del Rey y toda su familia.

Al igual que ocurrió en 1917, cuando los bolcheviques asesinaron a la familia real rusa, que por cierto ya no detentaba el poder ya que, en febrero de ese mismo año después de la abdicación del Zar, se formó un gobierno provisional bajo el mandato de Kerenski.

Ya, bajo el gobierno de Lenin, la noche del 16 al 17 de julio de 1918, fueron ejecutados y exterminados la familia imperial al completo (el Zar, la zarina, sus cinco hijos y los fieles que le acompañaron en su encierro). La masacre ocurrió en Ekaterimburgo. No sólo fueron tiroteados; los cosieron a bayonetazos, fueron apaleados y mutilados. Su orgía de sangre llegó a tal extremo que hicieron lo mismo con los perros de la familia para después, intentar eliminar las pruebas, lanzando los cuerpos a una mina donde fueron quemados.

Pues bien, en una entrevista publicada en la revista Mongolia, el 'angelito' de Enrique Simón (no confundir con el Tetrabrik Don Simón), comentó, con el mayor de los cinismos posibles que: "No tendría reparos en fusilar al rey Felipe VI y a su familia. Todo dependería de cómo se pusiera el monarca y de lo que surgiera".

O sea, que es más peligroso decirle a una mujer 'guapa', ya que puedes ingresar en prisión recibir una multa o cualquier lindeza que se legisle en este país que se ha vuelto loco, mientras que amenazar de muerte al jefe del Estado y su prole es posible que se te premie con una secretaria de estado. Todo lo justifican con la consabida 'libertad de expresión', pero sólo sirve si los que insultan agreden amenazan y matan son los mal llamados demócratas de toda la vida.

Mientras tanto España se desangra, se arruina, se ahoga en el lodazal del odio que engendran los social-comunistas, amparándose en el miedo que han inoculado a la sociedad. Estamos asistiendo a la anulación de la capacidad de razonamiento de unos políticos que lo único que persiguen es robar a manos llenas.

Para ello cuentan con la trampa de las Autonomías, que es el cáncer metastásico que tiene a nuestro país en la UCI, mientras a su alrededor se sitúan los partidos políticos a la espera de lanzarse como aves carroñeras para apoderarse de los despojos del Estado.

De momento el único que se salva es VOX que por lo visto hasta la fecha por sus hechos defiende a nuestra nación.

No tenemos que dejar que nos sometan, si a usted, querido lector le apetece decirle ¡guapa! a una mujer, hágalo, no se corte. Muchas se lo agradecerán.