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viernes, 19 de abril de 2024 | Última actualización: 00:44

Tránsfugas de sí mismos

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Cristina Fernández. Portavoz de Cs Diputación Castellón y coordinadora provincial

Hay gente que se pasa la vida huyendo. Del trabajo, de la decencia, de la honradez, de todo aquello que no sirve para calmar su insaciable ego o sus intereses económicos. Son los tránsfugas de sí mismos. Una especie que debería estar en vías de extinción, democrática, pero de la que aún quedan algunos ejemplares sueltos. Cada vez menos, afortunadamente. ¿Se imaginan ustedes a un trabajador diciendo que se va de una empresa porque no soporta al director, las decisiones que toma la junta directiva...pero que quiere seguir cobrando la nómina de esa empresa todos los meses? Pues eso es un tránsfuga, una palabra que en política retrata a un caradura, el aprofitat de tota la vida.

Todos los partidos tienen sus manzanas podridas, en nuestro caso naranjas, pero en el “Manual del perfecto tránsfuga” siempre se repiten los mismos argumentos. No estoy de acuerdo con mi partido, no me siento representado por él...pero no renuncio al sueldo. Excusas de mal pagador. En este caso, de mal perdedor y de peor demócrata. Es mucho más digno decir la verdad: no quiero ponerme a trabajar pero sí cobrar de todos los ciudadanos como si lo hiciese. Al menos sería cierto. Pero si algo nos han demostrado los tránsfugas durante todos estos años, es que se creen sus propias mentiras. Y claro, de ahí a contarlas, solamente va a un paso. En toda la historia de la democracia solamente ha habido dos tránsfugas en el Ayuntamiento de Castellón. Dos en 45 años. A ambos les perseguirá la historia mientras vivan, por mucho que corran.

He tenido el honor que una de esas tránsfugas haya justificado su decisión en su enfrentamiento conmigo. Y creo que nunca me he sentido más orgullosa de que así sea. Es como si Al Capone escribe una carta en la que culpa de todos sus males a Elliot Ness. Claro, es que no somos iguales, ni parecidos. Lo dicho, un reconocimiento a toda mi carrera política que alguien así me vea como su rival. Rival no adscrito, a partir de ahora. O adscrito al transfuguismo. Guardaré ese reconocimiento como una medalla mientras viva. Ser la némesis de personas así es un privilegio. Espero no dejar nunca de serlo.

Y luego viene el show habitual. Tan previsible como cateto, porque al menos podrían ser un poco más originales y trabajarse un escrito propio y no un “recorta y pega”. Ni eso. Perdón por volver a utilizar el verbo trabajar, al que nunca han estado adscritos. Les deseo un fliz estreno en su nuevo grupo, el de la vergüenza, al que rechazaron estar firmaron el Pacto Antitransfuguismo. Como decía Groucho Marx, “tengo unos principios y si no les sirve, tengo otros”. Así son ustedes, solamente le falta el bigote y el puro.

En Ciudadanos siempre hemos tenido las puertas abiertas, tanto para entrar como para salir, pero uno tiene que salir con la cabeza bien alta. Las personas que no son de fiar, no son bienvenidas en ninguna organización, y menos en política. El que se quede, que lo haga para sumar, para aportar, y que arrime el hombro y se deje de excusas de yo no debería meterme en esto que no me incumbe, pero me meto hasta el fondo. Y el que no, que se vaya, que oportunistas ya hemos tenido bastantes. Lo que siempre digo: Lo único que nos avala es nuestro trabajo. Que levante la mano quien lo esté cumpliendo...quien no sea un tránsfuga de sí mismo.