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miércoles, 15 de mayo de 2024 | Última actualización: 14:59

Más de 300 marinos de todo el mundo encuentran una mano amiga en el Stella Maris de Castellón

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La ONG da acogida pero también visita los barcos, gestiona sus necesidades y transmite sus demandas al Sindicato Internacional del Mar

Más de 300 marineros han sido acogidos, en lo que va de año, en el centro Stella Maris de Castellón, una ONG que da acogida a los marinos, pero que también visita los barcos, vela por su situación, les ofrece una mano amiga, una wifi para ponerse en contacto con su familia y les ayuda a gestionar sus necesidades. Desde Stella Maris también comunican a los marinos con el Sindicato Internacional del Mar. Albert Arrufat y Xose Filgueira cuentas esta historia.

Laura Calles /EM/  Castellón Información

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El centro Stella Maris de Castellón, es una ONG que ofrece sus servicios a los marineros que recalan en Castellón. Solo hay una persona contratada para atender el servicio, el resto son voluntarios y, su funcionamiento, está sujeto a las ayudas que reciben de entidades como el Ayuntamiento de Castellón, el Sindicato Internacional de los Trabajadores del Mar, Cáritas, Cruz Roja... o cualquier ayuda. Siempre es bienvenida

Está gestionado por la Diócesis Segorbe-Castellón, a través de Albert Argufat, el párroco del Grau y director del secretariado diocesano del apostolado del Mar. Entre los voluntarios, Xose Filgueira, ambos cuentan a Castellón Información su experiencia.

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Durante 2018, 304 marineros vinieron a Stella Maris para obtener informaciones de todo tipo, servicios y acogimiento. Entre ellos, había  filipinos (126), indios (45), turcos (40), chinos (29) y de otras naciones como de Rusia o Egipto. De todos ellos, solo 2 eran mujeres.

Pero además, los integrantes del Stella Maris visitaron también 41 barcos, de los que recalan en Castellón, con tripulaciones que superan, en su conjunto, los 500 marineros a bordo; la mayor parte, filipinos (146), aunque también los había turcos (88), ucranianos (45), indios (39), o rusos (31).

Estas son las cifras, pero la otra cara de los números son las personas y sus historias, que Albert Arrufat y Xose Filgueira relataban en una entrevista. En este momento son 15 voluntarios comprometidos los que atienden las necesidades del Stella Maris... al principio eran 7 o 8, pero la demanda de servicio no para de aumentar así que, lo que necesitan para responder de la mejor manera posible a esta demanda son más voluntarios.

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Para comprender la importancia del servicio de un Stella Maris, es fundamental conocer el mar y a sus navegantes, los comerciales, los que se enrolan y navegan, a veces durante meses sin ver tierra. su historia no tiene nada que ver con los clubes náuticos, ni con los deportes de mar, ni con los cruceros de recreo.

Para ellos el mar es su vida, pero muchas más veces de lo que parece es una vida muy dura. En ello les va su trabajo y hasta su propia vida... en las rutas comerciales hay todo tipo de compañías, mejores y peores, barcos que operan con banderas de conveniencia con tripulaciones enroladas en todas partes del mundo. Marinos que se enrolan por conseguir un salario y tener otra otra oportunidad que la que le ofrece su país de origen, marinos de oportunidad... y marinos de profesión.

Y las condiciones de vida a bordo también pueden ser muy diferentes. Hay situaciones que pueden ser realmente adversas, otras más llevaderas. Pero todos ellos agradecen una mano amiga y la oportunidad de pisar tierra en un lugar donde se les ofrece un poco de atención. en los Stella Maris no cuentan las nacionalidades ni las religiones, ni el color de piel. Todos son bienvenidos.

Albert Arrufat Stella Maris 120618 (15)

Pregunta.-¿Cómo nació el  Stella Maris de  Castellón?

Respuesta (Albert Argufat).-"Primero, era solo un proyecto, porque Stella Maris está en muchos puertos. No es una cosa original del puerto de Castellón. De hecho, las personas con las que empezamos conocían el Stella Maris de otros puertos, porque la mayor parte de ellos  son gente de mar. Entonces pensamos que sería una buena idea poder contar con un Stella Maris en el puerto de Castellón. En 2015 hablamos con la Autoridad  Portuaria, sobre todo, porque para poder empezar se necesitaba un sitio físico. A partir de entonces nos pusimos a trabajar, montamos la asociación y nos reuníamos en la parroquia hasta que  y pudimos inaugurarlo el 7 de julio de 2017.

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P.-¿Cuántas personas integraban la asociación cuando comenzó el proyecto ?

R (Albert Argufat).-"Éramos como 7 o 8 personas. La mayoría es gente que ha estado navegando o capitanes o gente de barcos. Yo soy el párroco y soy el único que no tiene relación con el mar directamente".

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P.-¿Cómo es la experiencia que se vive en el Stella Maris?

R (Albert Argufat).-"Te podríamos decir que hay varios tipos de experiencias. Una cosa es cuando vamos al barco, porque hay historias  que se producen allí... Por ejemplo, cuando vamos nosotros al barco, la acogida normalmente, sobre todo de parte de los filipinos o ciertas nacionalidades, nos reciben bien, nos cuentan sus cosas, nos invitan a un café y estamos un rato hablando. A mí me gusta mucho cuando encuentras personas con las que puedes hablar porque aquí pasa de todo; hay barcos a los  que no te dejan subir, o hay barcos en los que no aparece nadie. A veces, a los compañeros les llama la atención algunos barcos más viejos que los otros. Cuando subes a bordo, te das cuenta que  no son iguales".

R (Xose Filgueira ).- "Ver el barco es importante, forma parte de la curiosidad del marino. Los barcos no son cruceros. Los marineros viven en un ambiente muy reducido y con pocas cosas. No tiene nada que ver con los lujos  que muestran los barcos cuando los ves en la televisión".

R(Albert Argufat).- "Solemos reunirnos con ellos en la zona donde está la cocina... pero todo en el barco es muy pequeño,  los espacios son muy reducidos, si pasan meses aquí dentro, sin pisar tierra en un puerto, es muy duro, porque este espacio es el lugar de todo: el lugar de la televisión, el lugar de la lectura… Hacen todo en un espacio reducido.

Cuando ellos vienen aquí, a mí lo que me llena es ver como muchos de ellos lo primero que hacen es agradecer la oportunidad de encontrarse en este lugar, poder venir, poder estar, porque hay mucha gente que pasa meses fuera, en el barco, y cuando pueden pisar tierra firme, y en un lugar donde se les acoge, es algo que se nota en la cara, que lo agradecen, es algo que necesitan. Y eso es muy bonito. Eso muestra que lo que hacemos vale la pena o es útil.

Por ponerte un caso, nosotros también les facilitamos información, cuando nos la piden... recuerdo unos marineros que eran de Filipinas; llegaron aquí y buscaban donde poder comprar un karaoke. Nosotros les indicamos los supermercados que estaban más cerca y lo encontraron. Lo querían porque tenían que salir para Rotterdam y, durante el trayecto, querían organizar una fiesta de cumpleaños para uno de los compañeros. El capitán fue el que se encargó de venir a buscar el karaoke para poder montar la fiesta de cumpleaños.

Otras veces quieren comprar comida fresca, porque están tanto tiempo comiendo congelado o conservas, que echan de menos la fruta... Y el otro día cargaron un montón de docenas de huevos... se ve que a bordo no los tienen por eso de la sanidad y la salmonelosis, y querían hacerse una gran tortilla... A veces piden cosas a las que no damos importancia, porque para nosotros son corrientes y las tenemos al alcance de la mano... pero para una persona que hace mucho tiempo que no está en tierra, le apetecen".

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P.-¿Hay marineros más cercanos que otros?

R (Albert Argufat).-"Si, depende mucho de las nacionalidades, o de la cultura. Los filipinos tienen mayor predisposición de cercanía cuando están en España, porque Filipinas fue una colonia española. Muchos han mantenido el idioma, mezclan palabras españolas e inglesas, pero tienen muchas ganas de hablar. Es algo así como el recuerdo de la madre patria.  También hay algunos cubanos que suelen venir aquí, pero la mayoría tienen amistades y están muy vinculados a Castellón. No hay muchos marinos hispanoamericanos, la mayor parte son cubanos, por el tipo de líneas comerciales del Puerto. Abundan indonesios y chinos, por las rutas del Puerto. Los chinos suelen venir en grupos y, entre ellos, solo uno habla un poco inglés, pero nos comunicamos.

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P.- ¿Hay algún idioma fundamental para comunicarse con los marinos?

R (Albert Argufat).- "En el mar se habla inglés".

P.-¿Cómo te sientes cada vez que ayudas a alguien en la Stella Maris ?

R.- (Albert Argufat).-"Bien, pero depende. Hay marinero que vienen y no tienen ganas de hablar... Los hay que están aquí y entre ellos hablan o, solo pretenden poder tener una facilidad mayor para hablar con su familia. En esos casos hay poca relación... pero hay otros que necesitan más cercanía,  que quieren hablar, y eso es muy bueno para conocer otras cultura, saber como viven, su relación con la familia… Si hay posibilidad de hablar es muy bueno, les preguntamos si van a seguir en este oficio, si les gusta o si van a montar un negocio…"

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P.-¿Cómo son los marinos que vienen a Stella Maris...?

R(Albert Argufat)-"¡bueno hay todo tipo de gente. Muchos son marinos de oportunidad, que se dedican al oficio de forma temporal. Son gente muy joven y se plantean la posibilidad de embarcar durante un tiempo  para recoger dinero rápido. Son jovencitos". Pero también hay marinos de más edad... y esos son ya profesionales del oficio.

R(Xose Filgueira).-"Para esa gente más joven supone una forma de ganar dinero, de vivir en otro sitio y de conocer otras cosas. Por ejemplo, una vez vino aquí un capitán... físicamente no lo parecía... era igual que los otros, muy joven. Normalmente, para muchos de nosotros, el capitán es el viejo, el mayor, porque presumimos que lleva muchos años en la mar y lo llamamos coloquialmente 'el viejo'. Pues este capitán, de viejo no tenía nada".

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P.-¿Qué es lo que más necesitan?

R(Albert Argufat).- "Lo que más suele ser comida, y con la furgoneta que tenemos podemos hacer el traslado hasta el puerto, recogerlos en el barco y traerlos, y devolverlos posteriormente. Si ese servicio muchos no bajan a tierra, están muy lejos del núcleo urbano,  y para poder acercarse tienen que llamar a un taxista y eso no quieren, porque les cuesta mucho dinero...  También los hay que vienen andando desde el otro extremo de la dársena sur... Nosotros los recogemos, cuando vienen aquí van de compras y dejan sus bolsas aquí para ir a tomar una cerveza o algo. Aquí tienen el wifi; el wifi es fundamental. Los ordenadores no los usan mucho porque cada uno trae su móvil o su portátil".

R (Xose Filgueira).-"Para ver a su mujer y a sus chiquillos hacen su skypes en el teléfono porque con el cambio horario y el teclado, un ordenador no es práctico".

Para entender eso hay que comprender también otras cosas que cuenta Xose Filgueira. Hay marinos de todo tipo y toda procedencia. Los que pueden tener un ordenador, quizá lo tengan, pero posiblemente su familia, allá a lo lejos, no lo tenga. Si además, los horarios son diferentes, conectarse a través de un ordenador supone que la mujer y los hijos tengan que buscar un lugar donde hacerlo, donde haya ordenadores... eso es más complicado para ellos. Por eso, el teléfono supone una alternativa muy útil.

Pero si han pasado tiempo en el mar, es posible que ya no tengan ni datos... y  según su procedencia, la conexión es cara... por eso, como cuenta Xose Filgueira, intentan comprar tarjetas de prepago en los países que visitan... "Pero el saldo, cuando llaman a casa, se les acaba siempre muy pronto".