Castellón tiene una sanidad de tercera. Es un hecho constatado. Se pregunte a quien se pregunte. Y no porque no tengamos buenos profesionales sanitarios, que los tenemos y son fantásticos. El problema es la falta de inversión en medios técnicos y humanos que arrastramos, fruto de 8 años de recortes que están haciendo mucho daño a los castellonenses y, sobre todo, poniendo en riesgo la salud e incluso vidas.
Vaya por delante mi total reconocimiento a la labor de los profesionales que tenemos en los centros de salud y consultorios. También a las plantillas médicas que cada día se ponen al frente de consultas y quirófanos en los hospitales de nuestra ciudad. Ellos, y solo ellos, son los que están soportando sobre sus hombros, a base de mucho esfuerzo y renuncias personales, el peso de la Sanidad en la capital de la Plana. Nunca habrá suficientes aplausos para reconocer su profesionalidad y generosidad, incluso en los momentos de extrema gravedad.
Pero no, la Sanidad en Castellón no está bien. Más de 1.000 pacientes esperan un cribado para saber si tienen cáncer de colon desde hace meses, la ciudad está sin especialista en planificación familiar, los pacientes de oncológicos siguen hacinados y sin el nuevo centro operativo, y con psicooncólogos de quita y pon, las listas de espera quirúrgicas son infinitas y las infraestructuras prometidas nunca llegan. La ampliación del Hospital General, ni está ni se le espera, tampoco las nuevas Urgencias cumplen los plazos. El Hospital Provincial sigue en la misma situación precaria y de desmantelamiento que hace ocho años decretó la consellera socialista Carmen Montón, a pesar de que un tribunal de justicia le haya quitado la razón. Y si hablamos de centros de salud… El de Palleter sigue colapsado, el nuevo consultorio de Constitución lleva más de dos años cerrado y con el cartel anunciador en un escaparate y el Centro de Salud del Raval Universitari, el único que se ha construido nuevo, ni siquiera tiene Urgencias, y cuando los vecinos lo reclaman, la respuesta de la Generalitat de Ximo Puig es tapar con una lona el cartel, en lugar de activar el servicio.
No, ocho horas de cola para una atención en Urgencias no es una sanidad de calidad. Ni tardar 15 días en obtener cita con el médico de cabecera. Ni esperar un año para un resultado de una prueba de cáncer. O que no haya pediatras en el Raval Universitari, en el barrio con mayor índice de niños de toda la ciudad, lo que ha generado que se acumulen ya hasta 167 quejas de usuarios por el funcionamiento del centro.
Prometieron una Sanidad de calidad, pero ni Ximo Puig ni Amparo Marco han hecho nada por mejorar la prestación de los servicios sanitarios que necesitan los castellonenses. Castellón necesita médicos, enfermeras, pediatras… inversión en medios técnicos, en infraestructuras… En ocho años, está todo por hacer. Lo mejor que le puede ocurrir ahora mismo a los castellonenses es no ponerse enfermos, porque el principal pilar de nuestro Estado del Bienestar, la Sanidad, está peor que nunca. Desde el Partido Popular, nuestro presidente regional Carlos Mazón ya se ha comprometido a revertir la situación y dedicar a la salud los recursos necesarios. Y por supuesto, desde Castellón reivindicaremos el personal y las inversiones necesarias para que la Sanidad vuelva a ser el orgullo de todos.
