Desde antes de las 12 horas, era posible ver a numerosos castellonenses preparando su avituallamiento para unirse un año más a la jornada magdalenera gastronómica por excelencia.
Gemma Teodoro Baldó
Finalmente, aunque con algo de aire, el Parque de los Juegos Tradicionales de Castellón, en el extremo norte de la ciudad, ha acogido hoy la tradicional edición del Concurso de Paellas Intercollas, cumpliendo, además, 25 años de historia. Tal y como marca la tradición, desde antes de las 12 horas, era posible ver a numerosos castellonenses preparando su avituallamiento para unirse un año más a la jornada magdalenera gastronómica por excelencia, con arroces para todos los gustos y participantes de todas las collas y edades.
Así, que, en esta 25ª edición, con un total de 3.500 castellonenses miembros de collas de la ciudad, y 140 paellas a concurso, se han alzado con los premios, en primer lugar, la Colla Margalló, en segundo, la Colla Bacalao, y, por último, la Colla Motor Vivet. El jurado encargado de decidir esta clasificación ha estado formado por 8 componentes. Algunos de ellos pertenecientes a la colla organizadora, la Colla del Rei Barbut, así como a otras collas tradicionales de Castellón.
Durante la cata de los 140 arroces participantes, se han vivido momentos simpáticos, en los que unos y otros concursantes aprovechaban cualquier ocasión para hacer sonreír a los miembros dell jurado y conseguir, al menos, su favor, a la hora de hacerse con una cucharada más.
La presentación de las paellas ha sido ordenada, con los portadores de los paellones guardando turno respetuosamente en la fila. Por parte del jurado, el cubierto elegido para la cata, ha sido una tradicional cuchara de madera. Ocho cucharones por los que han pasado arroces para todos los gustos y alguno que otro más caliente de lo previsto, haciendo saltar las risas de los participantes y de los miembros del jurado.
Como siempre, ni son todos los que están, ni están todos los que son, ya que ha habido muchas paellas que se han quedado fuera de esta clasificación. Buen ejemplo de ello ha sido la Colla de los Moros d'Alquería, cuya paella, con un arroz suelto y un delicioso socarrat ha dejado con ganas de más a los invitados a su mesa.
La Colla del Rei Barbut
Repasando un poco la historia de las collas en la ciudad de Castellón, fue la del Rei Barbut la primera que comenzó a dar vida a las fiestas castellonenses de una forma algo diferente. Vivida desde lo más íntimo de la ciudad, y rescatando valores tradicionales que nos explican de dónde venimos y a dónde vamos. De esta filosofía nació el concurso de paellas celebrado hoy, entre muchas otras actividades magdaleneras que salen de su local, ubicado en la céntrica Plaza de Las Aulas. Y de este respeto por lo que eran sus antepasados nació la primera colla hace ya más de tres décadas. Uniendo la fiesta y la tradición siguen consiguiendo cada año que la sociedad castellonense tenga motivos para celebrar el nacimiento de la ciudad.
A por otros 25 años más. Y los que vengan.
