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jueves, 28 de marzo de 2024 | Última actualización: 14:47

Impuestos injustos

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José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal

Decir que estamos hartos de pagar impuestos, no es novedad ni en verano. Continuamente comprobamos y sufrimos que nuestra cartera la abren  de un modo desconsiderado, sin preguntar, para vaciarla, aunque en los últimos tiempos percibe uno  cierta sensación de  hastío por su parte, al ver lo escaso del  contenido .

Cada una de las administraciones que nos gestiona necesita mucho combustible para que esa  maquinaria pesada, a la que le cuesta mucho ser eficiente, funcione razonablemente.

Utilizan para ello ese monstruo de siete, u ocho cabezas que de forma intimidatoria nos mira, asusta y si entreve cualquier posible mal pensamiento, nos lanza una pequeña llamarada de advertencia.

La gestión y administración de los dineros públicos, esos a los que contribuimos todos los que vivimos en España, está basicamente descentralizada, lo que implica que cada autonomía, ayuntamiento, o diputación provincial ha de sablearnos para atender las necesidades específicas  de sus administrados y mantener su estructura,aunque no se si necesariamente en este orden.

Hoy no voy a entrar en la duplicidad de competencias o  la falta de coordinación, motivo de otra reflexión. Quiero incidir en la naturaleza injusta de algunos impuestos, su prevalencia y el sinsentido de gravar actos o negocios, por el mero afán recaudatorio

Uno de los ejemplos más lacerantes es el impuesto municipal por la plusvalía de los terrenos, que se pone de manifiesto cuando se transmite la propiedad de un inmueble. Puso coto el Tribunal Constitucional a esta tropelía cuando dijo que si no hay incremento del valor del terreno, no tiene sentido gravar la transmisión, pues el  paso del tiempo no justifica su aplicación

Tras el revuelo causado, muchos ayuntamientos, ante la falta de una nueva ley o una modificación de la Ley de Haciendas Locales en la que quede claro como proceder en cada situación, intentan “marear” la perdiz, poniendo infinitas pegas al ciudadano para que no inicie procedimientos de devolución de ingresos y continúe pagando “como toda la vida”.

Sirva de ejemplo el que el Ayuntamiento de Castellón, no considera a la hora de calcular el precio de compra de un piso el IVA o ITP pagado, de obligado cumplimiento.

Tiene tan poco sentido este impuesto, que contempla la figura de la conocida como “plusvalía del muerto”, es decir que el fallecido, aún a pesar de estar muerto, ha de pagarla (a través de sus herederos) al ayuntamiento; si añadimos que a más años de posesión más se paga, puede salir por la torta un pan.

Es decir, una vivienda que un  día pagó el iva, cada año en renta lo que le corresponde, además de todos los Ibis, habidos y por haber, y en la declaración de herederos ha ingresado a la Generalitat, ha de pagar al ayuntamiento. Casi mejor se la quedan, y se la reparten cual botín de corsario.

Todo sobre lo que se presiona puede reventar; cuidado con aquellos que propugnan una subida de impuestos. ¿Se les habrá ocurrido mejorar gestión y optimizar recursos? No.