Esperanza Molina Coronado
Doctora en Comunicación
Ser mujer no es fácil. Ser mujer periodista es todo un reto; y ser mujer empresaria, es ya de lo más complicado. Pero si además se cumplen años… la sociedad no siempre lo perdona.
Escribo este artículo después de escuchar una de las entrevistas más bonitas, más completas y emocionantes que he oído en mi vida. Es la que le hizo mi compañera de Onda Cero, Lorena Pardo, a Lola Guillamón, empresaria y presidenta de la Cámara de Comercio de Castellón. Resulta estremecedora porque consigue dar la percepción completa de un personaje que ha marcado historia en la vida de esta ciudad y de la provincia.
Y no puedo dejar de reproducirla y de compartirla. Una entrevista en la que tanto la profesional Lorena Pardo, como la entrevistada, Lola Guillamón, son capaces de marcar una línea argumental profunda, sincera, y ¡tan alejada de los politiqueos baratos que tanto abundan estos días!...
No, ser mujer periodista o empresaria no resulta nada fácil y cumplir años tampoco.
¡Y lo digo porque es una verdad absoluta!. Los hombres envejecen también, sí, pero una mujer está sometida a unos estereotipos muy cerrados. Cuando eres joven: porque no sabes, no te enteras… y si tu ‘buen ver’ no cumple expectativas, además te cae el capirote de: tonta, estrecha, lenta e incapaz…
Y cuando cumples años las cosas no cambian demasiado, por lo menos, generalmente no a mejor. Una mujer debe demostrar todos y cada día que es capaz de llegar más allá que los demás. Se le exige el doble, o el triple, o resulta invisible… o se la arrincona… o se prescinde de ella…
Lo confieso, hoy este no es mi caso. Tengo 60 años, me apasiona mi profesión y me siento la persona más feliz y afortunada del mundo al realizar mi trabajo como periodista en Castellón Información. Estoy convencida de que ser mujer te da esa sensibilidad especial de poder apreciar matices, gestos y situaciones que muchas veces resultan invisibles a otros compañeros.
Y ser mujer periodista con experiencia te eleva al séptimo cielo cuando te dejan ejercer la profesión, porque ese recorrido profesional te hace ampliar el punto de mira que perfecciona tu trabajo, te da unas tablas, una seguridad, y una capacidad enorme para llegar siempre un poco más lejos...
Pero hoy no quería hablar de mi, sino de mis compañeras, mujeres de bandera a las que conozco y con las que he tenido el honor de trabajar. Son muchas y han ejercido su trabajo en muchos medios, unas como compañeras de medio, otras desde la competencia, otras desde puestos de responsabilidad.
Hoy pido disculpas por citar solo a algunas de ellas que han marcado mi vida y mi profesión: Isabel Fernández, ‘La Fernández’, contra la que me prevenían los compañeros de periódico cuando comencé mi andadura… y eso solo porque era una grandísima profesional y a ellos les marcaba los puntos y las ies. ‘La Fernández’, que me enseñó los principios fundamentales con los que comencé a moverme en los medios de comunicación y a pelear mis informaciones.
Amparo Panadero, a la que conocí ya en la Universidad de Periodismo de Madrid, y a la que siempre admiré por su capacidad y su sensibilidad. Una gran mujer y periodista que nunca quiso ser florero en un jardín, ni dejarse llevar por corrientes que no eran la suya personal.
A Chelo Pastor, sin duda alguna, una de las mujeres que se han dejado la piel en este oficio y con la que me unen relaciones de amistad y de profesión. ¡Qué difícil poder adelantar una primicia cuando Chelo Pastor estaba cerca! ¡No se le escapaba ni una y, cuando yo iba a por un tema ella ya había ido y venido. Incapaz de publicar una sola línea sin haber contrastado y verificado hasta la mínima coma… Una de las mejores profesionales que conozco.
Y, por supuesto, a Lorena Pardo, para mí, la mejor periodista del mundo a través de las ondas, donde es capaz de arrancar lo mejor y lo más profundo de cada tema y de cada personaje. Lorena Pardo, quien me enseñó que, en esta profesión, además de las envidias y las puñaladas traperas había compañerismo, colaboración y amistad.
Lorena Pardo, con quien viví una de las noches más impactantes de mi vida. Fue aquel fin de semana de febrero; en plena noche tuvimos que trasladarlos a Todolella porque habían muerto 17 personas en una fiesta, en el albergue municipal. Nunca olvidaré como Lorena, que conocía hasta las piedras del suelo y a todos los habitantes de aquel municipio, hizo gala del más absoluto respeto ante el dolor de las familias de las víctimas, mientras otros compañeros de Valencia y de Madrid se tiraban como buitres sobre ellos. “Esto no vale, no están llorando”, recuerdo que escuchamos decir una de las ‘super estrellitas’ llegadas desde la capital del Turia. Una noche en la que el frío y el dolor nos caló hasta los huesos y nos hizo dar lo mejor de nosotras mismas, mano a mano, desde el respeto.
Si, he conocido a muchas mujeres en esta profesión y puedo asegurar que todas ellas son de bandera y valen su peso en oro, Montse, Carmen, Yolanda, Paloma... Y tampoco puedo dejar a un lado a ‘mis niñas’, mis chicas de prácticas, que ahora son ya o empiezan a ser grandes profesionales. Con ellas también he aprendido mucho y sigo enriqueciendo mi capacidad de poder ver la vida y la profesión a través de sus ojos. Marta, Tàrsila… ¡Qué orgullosa me siento de vosotras! ¡Sois geniales!.
Y a mujeres de bandera en la política y en la empresa. ¿Cuánto más tiene que luchar una mujer para que se reconozca su valía?. ¿Cuántos hombres han tenido que hacer lo mismo con los hijos de la mano, pendientes de las llamadas del cole, buscando niñeras, planificando trabajo y hogar?. No sin duda alguna, no es lo mismo.
Pero hoy, después de escuchar la entrevista de Lorena Pardo… ¡Querida Lola! ¡Cuantos años compartiendo comentarios, momentos, vivencias y miradas sobre ese Castellón que nos apasiona!!!
A todas ellas: gracias. Son y somos mujeres de bandera capaces de abrir horizontes al futuro y que nadie nos lo quite ni quiera enmarañarlo: ¡¡¡Somos las mejores!!!!
