Considerado como el más antiguo de la ciudad y una de las joyas de la provincia, vuelve a ser escaparate de los mejores deseos de Navidad
La imagen del Belén del Hospital Provincial de Castellón ha vuelto a ser el mejor escaparate de la Navidad, usada ahora para bien, por los mismos que la tiraron por tierra en el 2016. El Belén, criticado hasta la saciedad por la ex ministra y ex consellera Carmen Montón, fue utilizado como ‘prueba de despilfarro de Diputación. Ahora, es la imagen de la Navidad del Consorcio.
EM/ Castellón Información
El término “maldita Hemeroteca” utilizado por un programa de una Cadena de Televisión para denunciar aquello de: "Donde dije Digo, dije Diego", recoge un concepto popular que demuestra que mucho de lo que se dice y se hace... se queda en los papeles... Y cuando se miran los papeles pasa lo que pasa. Y este sería el caso del Belén del Hospital Provincial de Castellón y el uso que se ha hecho de él durante los últimos años.
A saber: Tras el inicio de la nueva legislatura provincial y autonómica, estallaron los enfrentamientos de la entonces consellera de Sanidad (y después ministra y… posteriormente ex ministra) Carmen Montón con la Diputación de Castellón, dentro del Consorcio del Hospital Provincial de Castellón, el Belén del centro, que se remonta más allá de la década de 1940 fue totalmente defenestrado. Las acusaciones de despilfarro de Carmen Montón, que llegó a llevar a la Fiscalía todo tipo de facturas, también incluían un gasto de 90.000 euros en el Belén del Hospital Provincial de Castellón.
De esa forma, se colgaba el ‘sambenito’ sobre una de las joyas de la provincia, un belén que había sido recuperado gracias a una inversión en la que se tuvieron que repasar y restaurar casi todas sus piezas y gracias al esfuerzo desinteresado de la Congregación de monjas que todavía estaba en el centro hospitalario y los voluntarios. Y con la crítica, las facturas, la aparición de la Consellera en los platós de televisión, el Hospital Provincial era calificado como la imagen el derroche del PP y sometido a todo tipo de decisiones que llevaron, incluso, al despido improcedente de parte de sus trabajadores.
Aquel ‘Belén infame’, como lo calificaron algunos, ha vuelto a convertirse esta Navidad en la imagen del Hospital Provincial, por los mismos que lo defenestraron hasta la saciedad.
Dicen que no hay mal que cien años dure, o que el tiempo pone a cada uno en su sitio, pero algunas de las leyendas negras que se propagan interesadamente en un momento determinado, se mantienen durante demasiado tiempo.
Y si además, “donde dije dije digo Diego”… lo único que queda para poder demostrarlo son las imágenes de esa hemeroteca maldita que, además, ahora, también se puede encontrar con facilidad en internet.
Las famosas facturas denunciada por Montón se quedaron en nada, cuando la Fiscalía afirmó que no encontraba delitos en ellas. Pero el daño ya estaba hecho.
El único consuelo es que el Belén del Provincial ha vuelto a ser protagonista esta Navidad, esta vez para bien, gracias al voluntariado de la Consolación… aunque siempre hay otros quienes se ponen la medalla.
¿Qué tiene de especial el Belém del Provincial?
El Belén del Provincial ocupa una habitación entera situada en la planta del sótano del edificio antiguo, frente a la farmacia del Hospital. La representación recoge todos los elementos obligados de un belén, pero además, reproduce, paso a paso lo que podía ser la vida cotidiana en las fechas del nacimiento. No faltan los Reyes Magos, ni los pastores, ni los labradores, la gente que trabaja y labora los campos…el Palacio de Herodes…
Toda su composición es artesanal, con materiales reciclados y con movimiento. Para ello, comentaba la monjita se han utilizado los elementos más insospechados como los motores de antiguas máquinas de coser.
Pero además, se han incluido efectos. El belén tiene sus imágenes de día, y tal como avanza la esfera solar en el firmamento y se esconde en el horizonte, también de noche. Las luces iluminan las casas, el nacimiento el palacio…
La historia del Belén del Provincial
La Historia del Belén, contada a Castellón Información por la monjita que pudo recuperarlo en 2014 es sencilla pero preciosa:
“En 1940, recién inaugurado el pabellón de niños se instaló el primer belén del Hospital Provincial; aunque es probable que existieran antes de esa fecha otros belenes, ya que la historia de este hospital comenzó a finales del siglo XIV con el Hospital de Trullols.
En 1942, en la Clínica Militar comienza la tradición del belén actual; la hermana de la Consolación, Gabriela Monfort Prades recibió el encargo de su superiora de instalar un belén de Navidad en la sala-dormitorio de la Clínica. Con Sor Gabriela colaboraron los soldados hospitalizados y el personal militar y civil del centro. Durante los primeros años animaban las figuras de forma manual, pero pronto incorporaron mecanismos eléctricos y automatismos para que las figuras tuvieran movimiento.
En 1946, el belén del Hospital recibió por primera vez el premio de concurso de belenes de Castellón, dotado con 500 pesetas de la época. En estos primeros años hubo otro belén en el Hospital, si bien el que se consolidó como como algo original y único en la provincia, fue el de la Clínica Militar.
En 1971, el padre Manuel Carceller Besalduch, capellán del Hospital, ayudó a Sor Gabriela en la responsabilidad de ilusionar cada Navidad a los niños de Castellón. Con su colaboración, el belén se amplió.
En 1973, don Manuel sustituyó a sor Gabriela y se hizo cargo del mismo con la promesa a la hermana, de continuarlo mientras pudiera “ayudándome ella con sus oraciones y después desde el cielo”.
En 1993, gracias al esfuerzo de Manuel Carceller y sus colaboradores, se trasladó el belén al lugar que ocupa en la actualidad.
El 24 de marzo de 2012 falleció Manuel Carceller a quien se le sigue recordando en Castellón como “el capellán del belén”. El Belén del Hospital dejó de montarse en 2012 y 2013.
La recuperación de la joya de Castellón
Y fue a partir de ese momento, cuando una de las monjas, que todavía quedaba en el Hospital, con la ayuda de algunos voluntarios decidió que la tradición no podía perderse, y como comentó entonces a Castellón Información, se pusieron manos a la obra.
Y no fue fácil, comentaba la monja. Cuando se impusieron esta tarea hubo que buscar todas las piezas, que estaban almacenadas, limpiarlas y restaurarlas una a una; y a partir de ahí, la creatividad hizo el resto.
Poco a poco se incorporaron los automatismos, se le dio luz de día y de noche, se consiguió un trabajo monumental que solo dos años después era cuestionado, criticado y defenestrado por la Conselleria y la dirección del Consorcio.
Hoy vuelve a ser la joya de Castellón… afortunadamente.
