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jueves, 18 de abril de 2024 | Última actualización: 23:48

El Obispo Casimiro López Llorente preside la Misa Funeral por el Papa Emérito Benedicto XVI en Castellón

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Ha sido solemnizada por la Coral de Barreros y la Capilla musical de la Catedral bajo la dirección David Montolío, con Augusto Belau al órgano.

Esta mañana de sábado, 7 de enero, el Obispo de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, ha presidido la Misa Funeral por el eterno descanso del alma de Su Santidad el Papa Emérito Benedicto XVI en la Concatedral de Santa María, Castellón, que se ha llenado de fieles.

La Santa Misa ha sido concelebrada por medio centenar de sacerdotes, así como participada por los seminaristas de la Diócesis. Ha sido solemnizada por la Coral de Barreros y la Capilla musical de la Catedral bajo la dirección David Montolío, con Augusto Belau al órgano.

Una celebración solemne en la que “celebramos y ofrecemos el santo Sacrificio de la Misa por su eterno descanso. Nuestro corazón está dolorido y triste por su muerte, pero también lleno de gozosa esperanza y de profunda gratitud”, ha destacado el Obispo al inicio de su homilía. “Benedicto XVI ha pasado por el umbral de la muerte a la vida sin fin, ha llegado a la Casa del Padre para el encuentro definitivo con Cristo Resucitado”.

También ha destacado como ha empleado toda su vida sirviendo al Señor, a la Iglesia, a toda la humanidad y en el anuncio del Evangelio, “hasta el último momento de vida, no vivió para sí mismo, sino que vivió siempre para el Señor. Vivió para el Señor y ha muerto para Él. En la vida y en la muerte ha sido del Señor”, decía, “a pesar de todas las penalidades e incomprensiones, su vida como sacerdote y teólogo, como obispo y sumo Pontífice ha sido una muestra conmovedora de una fe viva y vivida y de un Sí personal de amor a Jesucristo”.

Ha querido agradecer al Señor “por el regalo extraordinario de Benedicto XVI para la Iglesia y para la humanidad”, “por todos los dones que hemos recibido de Dios a través de este gran Papa”, destacando su sencillez, humildad, cercanía, bondad y sabiduría, sabiendo pastorear a la Iglesia durante ocho años “desde el amor, pero también desde la verdad”.

D. Casimiro ha mencionado su primera encíclica, en la que “recordó que Dios es Amor, que se ha encarnado en Jesús de Nazaret para hacernos partícipes del amor y la vida divina”, y enseñándonos que “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, Jesucristo resucitado”. Su mensaje a todo cristiano es: “no sigas una teoría sobre la verdad o sobre la ética, sino sigue al Señor que es el camino, la verdad y la vida”.

Como testamento espiritual y como legado, ha recalcado el Obispo, Benedicto XVI “nos pide permanecer firmes en la fe cristiana, también en la dificultad”, y nos alerta a los cristianos “ante el cansancio de la fe cristiana o la apostasía silenciosa de la fe en occidente con estas palabras: No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra”. “Permanezcamos firmes en la fe. Vivamos con alegría nuestra condición de cristianos”.