Creemos que sabemos de inflación, de prima de riesgo, del Euribor, que sube el precio del dinero… Creemos que sabemos de rentabilidades negativas, de hipotecas caras, de letras del tesoro, de renta fija… Pero, ¿sabemos realmente lo que significa? O ¿nos dejamos llevar por los titulares y por lo que nos cuenta nuestro compañero de trabajo o nuestro vecino?
Hace poco hacían encuestas en la televisión o en la radio preguntando: ¿Sabe usted lo que es ‘la prima de riesgo’? Una pregunta realmente necesaria porque a pesar de que ese concepto era el más usado en todos los medios, la realidad es que poca gente sabía bien lo que significaba. Aun así, la mayoría opinaba.
Por supuesto, tenemos grandes economistas y personal cualificado que quedan excluidos de este perfil. Pero son precisamente estos, los más ‘gurús’ de la economía, quienes hablan un lenguaje difícil de entender para la mayoría de los mortales. Dan por hecho que todos tenemos un máster en Finanzas y que los seguimos en todas sus afirmaciones y definiciones… Y nada más lejos. ¡Seamos sinceros!
En mi opinión, es la asignatura pendiente de los planes de educación y de hecho, debido a determinadas malas prácticas que no hace muchos años hemos sufrido, el Banco de España, la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) y el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, decidieron crear una web www.finanzasparatodos.es cuyo objetivo es “mejorar la cultura financiera de los ciudadanos, dotándoles de los conocimientos básicos y las herramientas necesarias para que manejen sus finanzas de forma responsable e informada”.
Está claro que toda piedra hace pared y aprovechar las herramientas digitales que nos ponen en nuestras manos es de sentido común utilizarlas. Pero, ¿lo hacemos realmente? O ¿solo vamos a consultar esta información cuando tenemos un problema?
Y ahora viene cuándo os preguntáis. Pero, ¿cuánto debemos saber de finanzas? Pues, sinceramente, yo diría que todo. Y si vuestra pregunta es: ¿Hasta dónde hay que estudiar? Yo diría hasta el final.
Pero tranquilos, para empezar, como en todo, lo haremos poco a poco. No podemos ser especialistas de la noche a la mañana. Ni tampoco tener conocimientos de expertos en todas las materias (afortunadamente para mí y mis colegas de profesión, y para muchos otros).
Pero si podemos empezar por aprender lo básico.
Dejarnos asesorar, pedir ayuda para planificar y preparar un presupuesto mensual es lo primero que hacemos cuando de verdad queremos mejorar. Y, por supuesto, involucrar a todos los miembros de la casa.
Creedme cuando os digo que todas las familias, las de pequeño o las de gran presupuesto, pueden organizarse mejor si siguen unos consejos básicos. Con lo que podrán gastar menos, mejorar su salud económica y por supuesto, ahorrar.
