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viernes, 16 de mayo de 2025 | Última actualización: 22:59

¿Cómo funciona la eliminación de tatuajes con láser?

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¿Cómo funciona la eliminación de tatuajes con láser?

Borrar un tatuaje no es tan sencillo como hacerse uno, pero hoy es posible gracias al láser. Quienes deciden eliminarlo suelen hacerlo por motivos estéticos, laborales o porque ya no se identifican con lo que representa. Sea cual sea la razón, lo importante es comprender qué implica realmente el proceso.

La técnica se basa en aplicar pulsos de luz que penetran en la piel y descomponen los pigmentos en fragmentos diminutos. Estos fragmentos son procesados y eliminados por el sistema inmunitario a lo largo del tiempo. No ocurre de golpe: se necesitan varias sesiones, con descansos entre una y otra para que la piel se recupere y el cuerpo actúe.

Cómo funciona la eliminación de tatuajes con láser

El proceso de eliminación de tatuajes con láser se basa en la aplicación de pulsos de luz que atraviesan la piel sin dañarla y se dirigen exclusivamente a las partículas de tinta. Estos pigmentos absorben la energía del láser, lo que provoca que se fragmenten en trozos mucho más pequeños. Una vez descompuestos, el sistema inmunitario los detecta y los elimina de forma progresiva, principalmente a través de los macrófagos y del sistema linfático, que los transportan hasta el hígado y los riñones.

No es un tratamiento agresivo, pero sí es altamente técnico. Por eso, se utilizan distintos tipos de láser según el color de la tinta y el tipo de piel. Los más usados son el láser de picosegundos, que actúa con gran precisión, el láser de alejandrita para tonos oscuros en piel clara, y el láser Nd:YAG, ideal para pieles más oscuras. También existe el peeling con carbón, más superficial, recomendado para tatuajes muy recientes.

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Cuántas sesiones necesitas y qué factores influyen

No hay una respuesta única, porque cada tatuaje es distinto. La cantidad de sesiones necesarias depende de varios factores combinados: el tamaño del tatuaje, la profundidad a la que se aplicó la tinta, los colores usados, el tipo de piel, la zona del cuerpo y la capacidad del sistema inmunitario para eliminar los fragmentos.

Como orientación general, los tatuajes en blanco y negro suelen requerir entre 5 y 10 sesiones, mientras que los de colores —sobre todo si incluyen verdes, azules o amarillos— pueden necesitar más tiempo y tecnología específica. También influye si el tatuaje es profesional o amateur: los primeros tienden a tener más tinta y estar más profundamente aplicados.

El tiempo entre sesiones es igual de importante. Lo ideal es esperar entre 4 y 8 semanas para permitir que la piel se recupere y que el cuerpo elimine los restos de pigmento. Acortar ese tiempo puede aumentar el riesgo de irritación, infección o complicaciones.

La clave está en tener paciencia y seguir un plan personalizado según el tipo de tatuaje y la respuesta del cuerpo.

Cuidados y recomendaciones para un buen resultado

Tras cada sesión de láser, la piel queda sensible y necesita cuidados específicos para cicatrizar correctamente y evitar infecciones. La zona puede enrojecerse, inflamarse o presentar pequeñas costras, lo cual es completamente normal. Para aliviar molestias y favorecer la recuperación, es importante aplicar pomadas antisépticas, mantener la zona limpia y seca, y evitar la exposición al sol, al calor, al sudor y a ambientes húmedos como piscinas o saunas.

También es recomendable no rascar ni frotar la zona, incluso si aparece picor durante la curación. Si el tratamiento te resulta especialmente molesto, puedes usar cremas anestésicas o consultar con el profesional sobre la posibilidad de aplicar anestesia local en sesiones posteriores.

Seguir estas recomendaciones no solo ayuda a reducir los riesgos, sino que mejora significativamente los resultados del tratamiento. La piel necesita tiempo para regenerarse y el cuerpo para eliminar los residuos de tinta. Un mal cuidado puede ralentizar el proceso, causar manchas o incluso dejar marcas permanentes.