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En España hay 327 médicos y 458 enfermeros de prisiones que tratan a una población de 70.000 reclusos
¿Qué hacen los médicos y enfermeros de prisiones? ¿Cuál es su labor con los presos? ¿Su actividad tiene algún beneficio social? ¿Colaboran a mejorar las prestaciones del Sistema Nacional de Salud? Pocos ciudadanos sabrían responder a estas preguntas, es más, muchos ni siquiera se las habrán planteado. Y sin embargo, la medicina penitenciaría existe, los profesionales acuden a diario a los centros y tratan a los reclusos de sus dolencias y enfermedades y contribuyen a mejorar la salud de la sociedad. La situación de estos profesionales y los retos a los que se enfrentan forman parte del programa de trabajo del XI Congreso y XIX Jornadas Nacionales de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria (SESP), que se celebrarán en Castellón del 10 al 12 de noviembre.
Todos hablan de las bondades del sistema público de salud, pero pocos reparan en la asistencia médica que reciben los reclusos. Es en el exterior, en los países de nuestro entorno, donde la medicina penitenciaria que se práctica en España obtiene el reconocimiento. Reconocimiento que la convierte en referente en Europa, en modelo a seguir, como apuntó recientemente el subdirector general de Sanidad Penitenciaria, José Manuel Arroyo.
En España los más de 327 médicos, los 458 enfermeros y los 118 auxiliares de clínica se encargan de atender a una población de más de 70.000 reclusos. Ellos son quienes les tratan de trastornos mentales, hepatitis C o de Sida. Estas patologías junto con los efectos de la drogadicción son algunas a las que se enfrentan casi a diario este grupo de sanitarios de prisiones. Son los garantes de que estos reclusos reciban el tratamiento adecuado para su patología y de velar por su salud. Contribuyen a controlar la expansión de enfermedades contagiosos que estas personas, de no estar en la cárcel, no serían tratadas y contagiarían a los ciudadanos, apunta, el doctor Julio García Guerrero, presidente del Comité Organizador del Congreso de la SESP a las que
Entre los retos que tiene la medicina penitenciaria como colectivo es su integración en la sanidad de cada comunidad autónoma. Algo que, según este colectivo facilitaría el control y seguimiento de estos pacientes una vez salen de la prisión, a la par que contarían con el mismo seguimiento de sus patologías que cuando estaban en el centro penitenciario.
