José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
El mes de agosto ha sido tradicionalmente el mes vacacional por excelencia y por ende en el que viajamos más.
Divina actividad, reservada en los últimos años para un reducido grupo a los que la crisis azotó en menor medida aunque parece se va recuperando poco a poco al igual que el resto de la economía.
Viajar es necesario, saludable, reparador, ensancha, da miras y perspectiva.
Cuantas cosas aporta viajar, que necesariamente no ha de ser caro, se puede viajar de mil maneras distintas y todas reportan experiencias positivas y enriquecedoras derivadas en primer lugar del conocer gentes del país visitado.
Cuando además de este compartir experiencias y vivencias con otros turistas o incluso viajeros, se llega a conocer un poco la vida de las gentes y del funcionamiento del lugar visitado el resultado es mucho mejor; inevitablemente comparamos con nuestra realidad, nuestro día a día, tomando conciencia de lo mucho y bueno que tenemos o de aquello que deberíamos incorporar.
Viajar a Sudamérica es una experiencia peculiar al compartir idioma, historia y raíces.
Me sorprendió gratamente Chile, pues a la curiosidad natural de conocer por parte del visitante se une las ganas de explicar de los oriundos; un país con un modelo económico neoliberal que choca enormemente con el formato populista que campan por sus anchas en el continente.
Un país que estuvo marcado por la dictadura en lo político años atrás y que pretende ahora no alinearse y mantener su independencia lo que le otorga la posibilidad de comerciar y relacionarse con todos. Además ofrece seguridad jurídica para los inversores y en el que a su decir todo es "bueno, bonito y caro".
Se paga por todo y se tiene conciencia que es bueno que así sea para que se valorice lo recibido y para que la exigencia del servicio sea adecuada.
Un curioso debate en la actualidad es establecer si las enseñanzas universitarias han de ser gratuitas o debe continuar siendo privada; hay becas, préstamos a largo plazo retornables cuando acaben los estudios. Repudian el modelo Argentino en el que todo es gratis y pocos las acaban y los que lo hacen, mal preparados.
Les resulta extraño escuchar que tenemos la educación, la sanidad, los servicios sociales gratis y que cualquier actuación tendente a racionalizarlos sea duramente contestada.
Prefieren que "papá estado" le pida menos vía impuestos, les deje más cantidad de dinero de su sueldo y que cada uno decida en que quiere invertirlo pensando en su futuro.
No propugnan el modelo social de USA, ya que hay servicios básicos que ofrece el estado.
La reflexión es otra, en otros países nuestro ‘todo gratis’ les resulta envidiable; ahora bien, al conocer el precio que pagamos por él, ya no lo es tanto.
Si no fuera porque para los políticos los votos son tan importantes cada cuatro años, y deben contentar voluntades, sería bueno que todos aceptáramos que para mantener nuestro estado del bienestar, "todo debería costar un poco".
