Miguel Prim Tomás. Ex Parlamentario Nacional.
Cuando en la década de los 1990 formé parte de la Comisión Especial del Senado sobre el Cambio Climático me di perfecta cuenta de la importancia vital que tenía para el futuro de cada uno de los territorios nacionales, para el conjunto de nuestra economía y también los aspectos sociales que suponía para los próximos años.
El pasado mes de diciembre se reunía en Paris una representación de Naciones Unidas para tomar una serie de acuerdos contra la lucha del tan temido Cambio Climático, llegándose a un consenso internacional para desarrollar una economía baja en emisiones
Pero si preocupante es el tema a nivel mundial, más que preocupante, según todas las noticias, es la posición del nuevo Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuando se habla que él no cree en dicho cambio.
Paradójico resulta cuando el 97% de los científicos de todo el mundo dicen que el “cambio climático es real y que está causado por los humanos”. Y parece de ‘ciencia ficción’ saber que científicos norteamericanos tienen el temor de que el nuevo Presidente mande destruir informes de la NASA, cuando en ellos se demuestra a las claras que el calentamiento global de nuestro planeta Tierra es una realidad.
El nuevo Secretario de Energía del Presidente Trump cree que el Cambio Climático es aún una “teoría científica no probada”.
Y desde aquí, creo que todos los lectores estarán haciéndose varias preguntas: ¿Que pretende el señor Trump con esa versión de negar los perjuicios que puede provocar el Cambio Climático? ¿Llevar la contraria a los científicos del mundo entero? ¿Será por cuestión económica?
Pero lo que llevo escrito es solo un ejemplo de lo que parece va a ser la nueva presidencia de EEUU, pues si se confirma el desprecio del idioma español, cuando existen en EEUU un total de 52 millones de hispano parlantes, es todo un disparate cuando nuestro idioma, después del inglés, es el segundo más hablado en el mundo. Y el enfrentamiento con el Estado limítrofe de Méjico y otros etcéteras hacen pensar que el siglo XXI puede ser un siglo de confrontación de actitudes, ideologías y, sobre todo, de sorpresas de un ser que todos deseamos se dé cuenta de sus ocurrencias.
Que rectificar es de sabios, se les puede aplicar los personajes que a la hora de la verdad pueden desviar el timón hacia la racionalidad.
