Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.
Es todavía peor que Wert. De hecho, no creo que haya habido responsable educativo más incompetente desde aquel Ministro de Franco, Julio Rodríguez, que decidió que el curso universitario empezaría en Enero. Me refiero, como pueden ustedes suponer, a la señora María José Català, la Consellera de Educación de la Comunidad Valenciana.
El último despropósito de la Consellera ha consistido en adelantar los exámenes de septiembre a julio y en implantar el inicio del curso el día 3 de este mes. Esto ha supuesto, además de empeorar las tasas de fracaso escolar, pues han suspendido más alumnos y alumnas los exámenes de repesca, un grave perjuicio para el sector turístico de nuestra Comunidad, pues ha convertido en totalmente inhábil el mes de Septiembre.
Y ello tiene graves repercusiones tanto a nivel de empleo como a nivel de crecimiento del PIB. Por otra parte, en la Comunidad Valenciana, dadas las altas temperaturas, el adelanto del curso escolar puede tener serias repercusiones sobre la salud del alumnado. Ha sido en definitiva indicador este despropósito del carácter de la Conselleria: la altanería y el desprecio a las opiniones ajenas, la prepotencia en definitiva, como se ha podido comprobar en los sucesos de Cremona, en Alaquas.
Entre otras muchas cosas también conviene señalar la obsesión casi patológica que desde los aledaños de Campanar han tenido y tienen en faltar a la verdad y en desprestigiar al profesorado. Así, se lanzó hace un tiempo una campaña asegurando que el 27 % del profesorado estaba de baja laboral en un año, cuando las cifras reales situaban esa realidad en menos del 3 %, una de las tasas más bajas de absentismo de todo el país y de todas las profesiones. ¿Y qué decir de la propaganda esa de los contratos programa o de que se ha contratado a no sé cuántos profesores de refuerzo?¿Cómo pueden tener la cara tan dura? Y es que resulta que se han despedido a miles de profesores en la Comunidad Valenciana como consecuencia del aumento de ratios y del aumento de las horas lectivas del profesorado, y que los dichosos contratos programa no son más que patéticas tiritas que se aplican a heridas provocadas por hachazos profundos. Ni más ni menos.
Podríamos hablar del descenso de becas escolares, de la concesión de recursos públicos para potenciar la enseñanza privada, podríamos hablar de muchas cosas. Pero con sólo lo mencionado, la señora Català se ha ganado un puesto en el Olimpo. En el Olimpo de los peores.
