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jueves, 16 de mayo de 2024 | Última actualización: 22:43

España es diferente

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Juan Teodoro Vidal. Químico.

Durante mis años de profesión he tenido ocasión de viajar por gran parte del mundo, la mayor parte de las veces por motivos de trabajo, que es cuando mejor se conoce un país. Mi conclusión más general es que España es peculiar en el conjunto de los países. La influencia de España en el mundo ha sido notable. Si no hubiera existido España no habrían existido muchas de las naciones actuales, o no serían como las conocemos, ni el español sería una de las lenguas más importantes. No hay ninguna duda de que en la antigüedad fue un interesante territorio, apetecido por diversas grandes potencias como Cartago y Roma. La mezcla de culturas que se produjo en el crisol hispano, con el sustrato celta e ibero y tras el dominio romano, visigodo y musulmán, con el influjo bizantino y después del larguísimo periodo de la reconquista, nos da un carácter especial, muy caótico e independiente hasta la médula.

Siendo un país montañoso, con un relieve que no se presta en principio a la agricultura, tenemos una de las agriculturas más ricas y variadas del mundo, desde hortalizas de regadío, a cultivos extensivos de cereales y legumbres. Somos líderes en la producción de quesos, vino y aceite. Nuestra ganadería incluye vacuno, porcino y ovino. Contamos con una variedad gastronómica impresionante, en cada una de las distintas regiones en que nos subdividimos, por esa extraña costumbre que tenemos de destacar las diferencias, junto con la conservación de unas tradiciones ancestrales. Sin duda parte de nuestra cultura se materializa en las recetas culinarias, en nuestro caso multiplicadas por 17 o más, pues dentro de cada región hay también particularidades. Quizá las tres mejores cocinas del mundo son la china, la francesa y la española.

Somos gente osada que nos atrevemos a empresas que otros rechazarían, como el descubrimiento de América entre muchas. En otro orden de cosas nuestros deportistas de élite se distinguen en una proporción mayor que la que nos correspondería por la población nacional. Nos distinguimos tanto de nuestro entorno que aunque formemos parte de la Unión Europea, no aprendemos idiomas ni a la de tres. Exportamos la siesta, la playa, ¡el sol!, comer tarde, acostarse a deshoras, vivir en la calle... Otras de nuestras rarezas y osadías consisten en haber creado unas infraestructuras faraónicas de todo tipo. Tenemos uno de los mejores sistemas hoteleros mundiales. También, en el momento en que hemos tenido ocasión, nos hemos liado a construir carreteras con puentes y túneles diversos, multiplicados, por causa de la atormentada orografía, aeropuertos en donde no hay gente que los use, y la mayor proporción de Km de trenes por millón de habitantes de alta velocidad, pero que van medio vacíos.

Si fuéramos capaces de copiar lo bueno en aquellas cosas en lo que nos superan nuestros vecinos europeos, tuviéramos más sentido común, y evitáramos tanto despilfarro y descontrol, viviríamos mejor, seríamos seguro los mejores en todo y sobre todo los más ricos.