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sábado, 18 de mayo de 2024 | Última actualización: 03:08

La Unión Europea en apuros

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Hace tiempo que la UE está en apuros. En realidad lo está desde su origen mismo, desde que solo era una asociación para comercializar mejor el carbón y el acero, desde que solo integraba a seis socios. Siguió teniendo dificultades cuando se transformó en la Comunidad Económica Europea y cuando se produjeron las sucesivas ampliaciones hasta alcanzar los 28 socios actuales. Hubo crisis con la implantación del euro, con la adopción del espacio Schengen, con la transformación de la Comunidad en la Unión.

Estos últimos pasos dejaron ver ya las diferencias entre sus socios, algunos de los cuales (Reino Unido, Suecia y Dinamarca principalmente) se auto excluyeron de la eurozona. Del mismo modo, el Reino Unido e Irlanda se mantuvieron al margen de Schengen que contempla la libre circulación de las personas que, por el contrario, si firmaron países no comunitarios tales como Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein.

Conviene recordar estos datos para darnos cuenta de que la UE dista de ser una organización perfecta y completa y que con una cadencia aproximada de cada decenio se veía sumida en una crisis de las que solía salir reforzada.

No así con la zozobra que comenzó con la crisis económica de 2007 en la que de alguna forma aún estamos sumidos y que se vio complicada con la guerra de Ucrania, con la inquietante vecindad de la Rusia de Putin, los conflictos en el mundo árabe particularmente en Irak y Siria, el advenimiento del terrorismo de Al Qaeda y DAESH, las oleadas de refugiados buscando instalarse en Europa, el ascenso de los populismos, el Brexit y -por si fuera poco- la inesperada victoria electoral de Trump.

La supervivencia de la UE por los siglos de los siglos no se ha dado nunca por indiscutible. Las disparidades entre sus miembros son grandes, como lo son las tendencias centrífugas de algunos de ellos. Cuantitativa y cualitativamente la UE dista mucho de estar completa. Cuando aún queda una veintena de países europeos fuera de la Unión, he ahí que la tendencia parece invertirse y uno de sus socios más importantes -aunque menos solidario- como es el Reino Unido, abandona el barco  y existe el temor de que cunda el ejemplo con diversos países donde los populismos se inclinan  por la celebración de referéndums que podrían acabar en nuevas salidas del club.

Si tales salidas se produjeran en estados medianos o pequeños, la UE aún podría sobrevivir. No así si triunfara el Frente Nacional francés o Alternativa por Alemania. Si tales partidos efectuaran consultas sobre la continuidad en la Unión y si en uno de ellos o en ambos triunfara la opción de salida.

En tal caso, la Unión, que había nacido como resultado de la reconciliación franco-alemana, no podría sobrevivir y el continente entraría en un escenario catastrófico teniendo que desmontar los importantes logros que ya había alcanzado.

Por si todo lo dicho fuera poco, aparece en escena la preocupante figura de Donald Trump, amenazando con romper la interdependencia y la globalización con la retirada de inversiones en Europa, aplaudiendo el Brexit, estimulando a que otros estados miembros sigan el ejemplo británico, proponiendo la revisión de la OTAN e insinuando a Europa que si quiere seguridad que se la pague lo que sin carecer de una cierta lógica, provocaría un reajuste presupuestario en cada país aliado  que hasta ahora ha basado su prosperidad y bienestar  en la asignación de bajos presupuestos de defensa y dejar está en manos del gran ejército norteamericano.

Europa está en apuros pero de nuestros líderes y de nosotros mismos depende que seamos capaces de salir de ellos más sólidos y reforzados o que haya que empezar la cuenta atrás para desandar lo que tan esforzadamente anduvimos.