Jorge Fuentes. Embajador de España.
El comentario más frecuente que se ha oído tras el anuncio de la formación del nuevo gobierno de Rajoy es que se trata de un equipo hecho a su medida ¡Vaya necedad! ¿Qué esperarían los comentaristas? ¿Que Rajoy formara un gobierno a la medida de Iglesias, o de la gestora socialista o incluso de Rivera?
Un líder, ya sea político, empresarial o artístico procurara siempre formar un equipo de gentes que sean a la vez competentes, gratas y leales. Imaginen ustedes lo contrario, que un líder se rodeara de personas inútiles, desagradables y traidoras. El fracaso del equipo estaba garantizado y por añadidura, la infelicidad de todos sus componentes también.
El nuevo gobierno español sigue componiéndose de 13 miembros, ocho hombres y cinco mujeres. Siete de ellos son repetidores y seis, novatos. Con la excepción de Cospedal y quizá Nadal todos los demás han sorprendido a la nación ya que de la existencia de Dastis, de la Serna, Zoido y Montserrat poca gente sabía. Su elección responde, entre otras cosas, a un intento de reflejar la participación territorial (Cataluña, Cantabria, Andalucía y Castilla), distribución en la que Valencia se queda una vez más excluida.
Quizá lo que más ha sorprendido a todos es que ninguno de los integrantes del grupo que Rajoy formó recientemente para mejorar la imagen del partido y del gobierno, tan desacreditados los pobres y tan separados de la población -Pablo Casado, Ayllon, Maroto, Andrea Levy-, ninguno de ellos ha entrado en el gobierno. La explicación puede encontrarse en que todos aquellos siguen siendo más útiles al presidente en el puesto en que se encuentran.
El caso de Jorge Moragas, su jefe de gabinete y jefe de campaña, es el más evidente. Al desplazar a García Margallo de Exteriores (quizá víctima de su locuacidad) el nombre cantado para sucederle era el diplomático Moragas, por añadidura, catalán. Rajoy, por el contrario, se trajo de Bruselas a nuestro representante permanente ante la Unión Europea, el jerezano, también diplomático, Alfonso Dastis, desconocido para el gran público. Hombre tranquilo, discreto, la antítesis de Margallo, aunque ambos coincidan en ser buenos conocedores de los entresijos bruselenses. Conozco bien a Dastis. Colaboró conmigo al principio de su carrera en la redacción de un breve capítulo de mi libro 'El circulo de Helsinki'.
¿Tendrán los nuevos ministros el talante abierto, dialogante y negociador requerido? No lo dudo. Cuando no se cuenta con mayoría absoluta no cabe más remedio que dialogar y pactar si es que se quiere durar. Resulta ridículo tildar de lo contrario a un gobierno que apenas ha tenido tiempo para mostrar sus intenciones. Aunque por su propia naturaleza los trece ministros no fueran muy habladores o simpáticos -algunos evidentemente no lo son- no les va a caber más remedio que dialogar y negociar. Se van a entender bien con la oposición y también entre ellos (Santamaría con Cospedal, Montoro con de Guindos). Ya lo verán. Les va en ello sus puestos.
