Noticias Castellón
sábado, 27 de diciembre de 2025 | Última actualización: 13:22

Los Reyes Eméritos

Tiempo de Lectura: 3 minutos, 42 segundos

Noticias Relacionadas

Jorge Fuentes. Embajador de España.

Uno de los hechos más sorprendentes ocurridos últimamente en la vida política española ha sido la ausencia de los Reyes Eméritos en la celebración del 40 aniversario de las primeras elecciones libres celebradas en nuestro país. Y no es que no haya habido otras rarezas en la reciente actividad española: el regreso de Sánchez a la secretaria general del PSOE, los dislates en la alcaldía de Madrid, el intento permanente de golpe de Estado en Cataluña etc...

Pero el trato dado a los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía es, cuando menos, sorprendente. Los hechos son conocidos: se celebraba una importante efemérides y aunque no coincidía con una cifra redonda, como hubieran sido los 50 o 100 años, la fecha era decisiva ya que en diez años, quizá ya no estén entre  nosotros algunos de los protagonistas de la transición. Y en sesenta años, ni digamos. Y no haber invitado a ella a los dos principales protagonistas del evento, tiene difícil explicación.

El discurso de Felipe VI fue una hermosa pieza oratoria, muy adecuada para la ocasión. Algunos la han tildado de tibia teniendo en cuenta la marea que se nos avecina particularmente procedente del noreste. No era el momento de ponerse tremendista.

Ha habido y habrá otras ocasiones en que el Rey tenga que apearse del podio y entrar en la ‘melee’. Ojalá ello no sea nunca necesario; sería buena señal de que la sangre no llega al río. Pero el Monarca no debe aferrarse al dicho ‘El Rey reina pero no gobierna’ diseñado para evitar el desgaste de una jefatura del Estado llamada a permanecer al frente de la Institución durante muchas generaciones.

En nuestros días y con el mundo que se avecina, un Jefe de Estado no puede permanecer al margen de determinados problemas de absoluta gravedad sin que la propia Institución corra graves peligros de dislocación. Tan peligroso es que la Corona se desgaste por hiperactividad como que lo haga por inacción.

El triunfo de un Frente Popular, el secesionismo catalán y quizá también de otras regiones, son riesgos que la Jefatura del Estado no puede contemplar desde la distancia, desde la cautela y las buenas palabras. Y lo cierto es que ambos problemas están cada vez más enrarecidos y más próximos.

Pero volvamos a los Reyes Eméritos. Se hubiera podido entender su ausencia de las Cortes si hubieran declinado ellos mismos su participación por las razones que fuera. Evidentemente éste no ha sido el caso ya que Don Juan Carlos ha reiterado en público y en privado su malestar  por haber sido excluido del acto.

¿Quién y por qué ha tomado la decisión de que los protagonistas de esos cuarenta años de nuestra Historia no participaran en el acontecimiento? Cuesta creer que fueran los propios Reyes Felipe y Letizia. ¿Fueron acaso los asesores áulicos de la Zarzuela? ¿Se dejó tan importante cuestión en manos exclusivas del protocolo? ¿Hubo alguna consulta con el Gobierno?

Una respuesta afirmativa a cualquiera de estas preguntas resultaría entre grave y gravísima. Sería una falta de respeto no solo a quienes pilotaron con acierto durante casi cuatro décadas los destinos de España, sino también un insulto a una gran parte de la población que tuvo en Juan Carlos y Sofía unos Reyes queridos, respetados y admirados; una parte de la población quedó defraudada por la ausencia real del acto conmemorativo.

Resulta indecente querer despachar al Rey que estuvo al frente del país durante el periodo más próspero y pacífico de toda la Historia de España con cuatro bromas sobre su campechanía, su afición a la caza, sobre Corina y Botsuana.

Particularmente insultante resultaba para muchos ver en el hemiciclo, participando del evento a numerosos invitados, con talante crítico, que de haber tenido cartas en la vida política de la transición, con toda seguridad, ni ésta se habría producido con la serenidad y el espíritu constructivo que lo hizo  ni hoy estaríamos donde y como estamos.

Habrá que ver cómo se encuentra España dentro de otros cuarenta años.