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sábado, 18 de mayo de 2024 | Última actualización: 03:08

Cersaie 2.16

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Enrique Domínguez. Economista.

Cuando los expertos hablan de la posibilidad de plantas de productos cerámicos 4.0, hablar de 2.16 puede ser algo arqueológico si estuviéramos reflexionando en términos tecnológicos. Pero, nada más lejos de la realidad. Cersaie 2.16 sólo es una manera de referirme a la primera feria mundial de la cerámica que se celebra nuevamente en Bolonia.

Es importante estar en esta feria y ello se nota en el creciente número de empresas españolas que asisten, a pesar de las dificultades para lograr unos metros cuadrados de stand. Se sigue pensando que quien no está da que pensar sobre su situación económica.

Algo parecido ocurre con la segunda feria mundial de la cerámica, Cevisama; pero sabemos que se incrementan las firmas que prefieren montar la feria en su planta y recibir en ella a sus clientes. Las ferias son lo que son y, por ello, podemos saber de antemano cuál va a ser su resultado.

La situación de las empresas, en general, ha mejorado respecto al año anterior y el entorno internacional no acentúa en demasía sus dificultades. Por eso es seguro que la mayor parte de las firmas expositoras cumplirán con sus objetivos. O, al menos, eso dirán a los medios.

Expertos, tanto del sector matriz como de sus firmas proveedoras de maquinaria y de fritas, esmaltes y colores cerámicos, señalan que la cooperación entre los tres sectores debe ser creciente a fin de poder ganar espacio a otros productos alternativos de la cerámica mediante la mayor investigación en todo lo relativo a la tecnología.

Hay expertos que afirman que el sector cerámico español ha superado ya la crisis iniciada en 2008 porque ha conseguido reducir sus costes, porque ha mejorado su competitividad y porque mantiene e incrementa sus exportaciones. Es cierto que el Índice de Producción Industrial mejora mes a mes, es cierto que las ventas al exterior crecen y es verdad que las firmas españolas, en general, saben dirigir sus ventas a los mercados más dinámicos.

Y, también es verdad, que ha sabido redirigir sus ventas a los clientes foráneos tras la debacle del mercado interior, mercado que, poco a poco, va comprando más; mercado en el que, sin embargo, falta una auténtica política de rehabilitación y de renovación que permitiría un mayor auge. Nuevas viviendas se hacen pocas todavía, pero renovación de cocinas, baños, salones, etc. aumentan bastante y en ellas se invierte en un producto de más calidad y precio.

Pero da la impresión que volvemos a las andadas. Hay que producir más y adelantar a Italia. Sin embargo, los fabricantes italianos siguen vendiendo, en general, bastante más caro su producto que los españoles y una parte relevante de éstos se ha especializado en el bajo precio. Hay que vender cuantos más metros, mejor.

Tal vez por eso, se quiere y se exige a Bruselas que renueve las medidas antidumping al producto procedente de China, argumentando su no cumplimiento de diferentes normas sociolaborales. Pensar así, lo siento, es pan para hoy y cierre para mañana.

Porque, curiosamente, dicen también los expertos, que el sector español debe aprender a vender mejor. Yo diría que debe implantar el marketing y lo que ello supone en todos los estamentos de la empresa. Hay que fabricar lo que tiene venta y no, como se suele hacer, vender lo que se fabrica. Cambiar el chip es fundamental lo mismo que la necesaria mayor colaboración interempresarial.

Por supuesto que es necesaria una mayor colaboración  que la ya existente entre el sector y la universidad; la experiencia del ITC y su repunte, tras la crisis sufrida, es básica lo mismo que una sección del mismo que analice los mercados, sus gustos y perspectivas de futuro.

Quizás es mucho pedir, pero debería ser básico tanto para esta feria como para la de Cevisama 2017. ¿Qué opinan ustedes?