Santiago Beltrán. Abogado.
El inventor de la fregona, como mucha gente sabe, es un español, riojano de origen y zaragozano de adopción, ingeniero areonáutico, militar y fundamentalmente empresario. De los que ahora son conocidos pomposamente como emprendedores. D. Manuel Jalón Corominas, que así se llamaba el creador de tan universal invento, fue también pionero, sin saberlo ni pretenderlo, de un fenómeno incipiente en la actualidad que posiblemente se convierta en una revolución a corto y medio plazo, el crowdfunding, que en castellano conocemos como financiación en masa (por traducción literal del aforismo anglosajón) o como micromecenazgo (término más acorde al lenguaje económico).
El Sr. Jalón ideó el citado instrumento de limpieza y lo bautizó sin exprimirse el cerebro (era el sustituto/complemento ideal de aquellas esforzadas señoras que Cervantes elevó a ilustres). Sin embargo, a pesar de las enormes ventajas que ofrecía, sobre todo para las rodillas y el espinazo de las admirables limpiadoras, sus intentos de vender su invento para su producción en serie, resultaron baldíos. Nadie creía en la utilidad del engendro. Así las cosas, la casualidad quiso que una vecina del inventor, tal vez por proximidad, empatía o convencimiento, le permitiera producir y comercializar su creación, convirtiéndolo de inmediato en un éxito de ventas (actualmente no hay un solo domicilio en España que no cuente con una de las ilustres). ¿Cómo lo hizo?, pues, aunque parezca mentira, a través del mecenazgo, propio y ajeno. Convenció a otras vecinas, amigas, conocidas y familiares, de las bondades del utensilio, para que prestaran pequeñas cantidades de dinero que sirvieran para financiar el proyecto empresarial. Es decir, de una forma rudimentaria pero sumamente eficaz, por el sistema del boca-oído, sin la ayuda de nuevas tecnologías y por supuesto sin internet, nacía el crowdfunding o micromecenazgo.
Según la wikipedia, el crowdfunding es la cooperación colectiva, llevada a cabo por personas que realizan una red para conseguir dinero u otros recursos, donde se suele utilizar internet para financiar esfuerzos e iniciativas de otras personas u organizaciones. Puede ser usado para muchos propósitos, desde artistas buscando apoyo de sus seguidores, campañas políticas, financiación del nacimiento de compañías o pequeños negocios.
Es sin lugar a dudas un sistema fundamentalmente altruista, de ayuda solidaria, personal y no manipulado, y que sobretodo llama poderosamente la atención, por contraposición, en un mundo mercantilista, extremadamente competitivo y descarnado, donde se recompensan cualidades tan reprobables como el egoísmo, la avaricia, la envidia, la codicia, el hedonismo, reconvertidos por mor de una pérdida absoluta de valores, en virtudes cuasi teologales.
Es también el ejemplo vivo y clarificador de que las nuevas tecnologías pueden servir, porqué no, a fines encomiables, donde la contribución y la entrega a los demás, a cambio de nada o de un simple reconocimiento, permita que los ingenios más recónditos puedan salir a la luz, que los proyectos que mejoren el futuro sean posibles y que gentes sencillas y visionarias como Manuel Jalón, puedan ser posibles.
