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lunes, 13 de mayo de 2024 | Última actualización: 19:51

¿Regeneración democrática?

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Antonia García Valls. Portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de la Vall d'Uixó.

Hemos tenido la oportunidad de escuchar de miembros del PP todo el verano la palabra regeneración democrática. Bueno, viniendo de ellos, yo ya me echaría a temblar.

Han ido alimentando la noticia para, finalmente, y como ya hemos oído en los últimos días, la intención del PP (y lo disfraza de regeneración democrática, hay que tener mucha caradura), es aprobar, unilateralmente, una reforma de la Ley Electoral para las próximas elecciones municipales, una reforma que consiste en la elección automática de alcaldes o alcaldesas.

Y pretende hacerlo aplicando el rodillo de la mayoría absoluta, aunque no tenga el apoyo del resto de formaciones políticas.

En estos precisos momentos, cuando faltan apenas nueve meses para las próximas elecciones municipales. Lo que plantea el PP es una reforma oportunista y prepotente. Como casi todo lo que ha hecho en esta legislatura.

Desde el PSOE ya se le ha trasladado un no rotundo al cambio que pretende el PP en la elección de alcaldes y alcaldesas, desde una reflexión política razonada y razonable: no se pueden proponer cambios de este calado sin un acuerdo político amplio y a pocos meses de las elecciones.

Entendemos, las y los socialistas que la política es diálogo, negociación y acuerdo, y también cumplir las reglas (leyes) que nos dimos todas y todos de una manera democrática y no modificarlas basándose en intereses partidistas.

Y es que todo parece indicar que el miedo a perder el poder, el sillón, es el motivo que impulsa la reforma de Rajoy. No existe ni demanda social, ni política. Únicamente el deseo del PP de perpetuarse en el poder.

Aunque puede que la “bola” que pretende que empiece a rodar, le estalle en sus propias manos.

Hemos dicho no y seguiremos diciendo no, porque no se pueden plantear cambios “interesados” de la Ley Electoral con la urgencia que pretenden y el “rodillo” que quieren aplicar.

Y, disfrazándolo de regeneración democrática. Primero que saneen las instituciones, que se vayan los corruptos (de todos los colores), que la vocación de servicio público y no los intereses personales sean lo que prime en política, que ahondemos en la participación ciudadana… Eso es regeneración democrática y no lo que pretende el PP.

Y lecciones de democracia y de regeneración democrática, ni una; ya que “obras son amores… y no buenas razones”