Noticias Castellón
martes, 14 de mayo de 2024 | Última actualización: 14:48

Las cuentas de la Iglesia

Tiempo de Lectura: 2 minutos, 31 segundos

Noticias Relacionadas

José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.

La Conferencia Episcopal Española ha presentado este jueves pasado las cuentas de la Iglesia Católica en España correspondientes al año 2014. Los tiempos actuales, difíciles para la sociedad española, requieren de actuaciones que denoten transparencia en las cuentas y agradecimiento a quienes colaboran en hacer posible la inmensa labor en tantos campos y que llevada a cabo  de un modo desinteresado da cifras tan peculiares como que cada euro que gasta la Iglesia en alguna de sus tareas , tiene un coste en el mercado de 2,26 euros, o que los más de dieciocho mil capellanes que hay diseminados por toda la geografía española cotizan a la seguridad por el salario mínimo ínterprofesional, o más aún que casi nueve millones de personas han marcado en su declaración de la renta la equis para que el 0,7% de su declaración vaya a la Iglesia católica, unos 250 millones de Euros.

Ante quienes opinan que vivimos en un país laico o al menos cuasi laico, habrá que decirles que esa cruz que se publicita ‘por tantos’ cala en una parte significativa de los ciudadanos españoles a la hora de pagar sus impuestos y lo hace por motivos más que evidentes: cuando en estos últimos años han pasado por penurias económicas muchas familias por la durísimo crisis, Caritas ha estado a su lado ayudando a todos, católicos o no; desde muchas instituciones religiosas los comedores sociales y los albergues han funcionado y funcionan a pleno rendimiento sin pedir nada a cambio, sin pedir contrapartida.

La actividad de la Iglesia en sus parroquias, en su liturgia, en sus celebraciones genera trabajo, riqueza y empleo. Las celebraciones religiosas como son las comuniones, bodas o las de Semana Santa o Peregrinaciones generan junto al turismo cultural que visita y disfruta del patrimonio de la Iglesia casi un 3% del PIB español.

Las parroquias, los capellanes que atienden en prisiones, hospitales, los misioneros, las órdenes religiosas que están junto a los que más lo necesitan a cambio de nada o prestando un impagable servicio en el ámbito educativo a dos millones de alumnos y tres mil colegios en España no son la visión de una Iglesia apolillada, antigua, oscura y dirigida por señores que están alejados de la realidad del día a día, más bien lo contrario.

La Iglesia española, de un modo acertado, está comenzando a aplicar criterios de transparencia y comunicación, devolviendo  con información y claridad la confianza que reciben  de los españoles, católicos o no,  con  sus donativos, con su  tiempo  los voluntarios o con la asignación en la renta en un reconocimiento sin ambages a la inmensa labor, en su mayoría callada,  que lleva a cabo. Las cifras no mienten y día a día el respeto y apoyo prestado es mayor y compartido por muchos más.