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jueves, 25 de abril de 2024 | Última actualización: 21:08

El libertino Don Giovanni de Mozart seduce al público del Teatro Principal de Castellón

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Don Giovanni es una de las óperas más celebres y conocidas del compositor austriaco Wolfgang Amadeus Mozart, basado en el mito del don Juan, un libertino seductor de doncellas. Se estrenó el 29 de octubre de 1787 en el Teatro Nacional de Praga. El sábado Amics de l’Òpera de Castellló la llevó a escena en el Teatro Principal de Castelló.

Rafa Lloret, en la escena, consiguió un excelente resultado, a pesar de la sobriedad de los elementos utilizados, obligado por las ya habituales restricciones presupuestarias. Consiguió, con lo mínimo, crear diferentes ambientes, nocturnos y alevosos en la escena inicial, alegres y campestres para la entrada del coro y, de modo destacable, las frías escenas del cementerio y de la aparición de la estatua del Comendador, donde tanto él como el resto de estatuas nos recordaban la figura mitológica de Castellón, el Tombatossal.

En la parte musical habría que decir que el elenco llegó a un nivel de excelencia en el que no hubo ninguna fisura. El barítono castellonense Pedro Quiralte fue un Don Giovanni arrollador, seductor y con una calidad vocal fuera de serie, aliada con un enorme carisma, consiguiendo así una justa ovación en los aplausos finales. Justa fue también la que recibió su escudero Leporello, encarnado por el barítono Carlos López Galarza, quien no sólo demostró ser un gran cantante, sino que fue uno de los pilares de la escena durante toda la ópera, con refinadas intervenciones de carácter irónico que no dejaron de arrancar las risas del público durante toda la representación.

No les andó a la zaga el resto del reparto, ya que se pudo escuchar a una enternecedora Mª José Martos, eternamente engañada por el galán, psicológicamente muy conectada con su personaje, culminando con la difícil y bien ejecutada aria ‘Mi tradi’. El dúo Donna Anna/Don Ottavio mostró a la perfección las personalidades más puristas y conservadoras del libreto, y cautivaron al público en las complicadas arias que escribió el genio de Salzburgo. Es de destacar el emotivo ‘Dalla sua pace’ cantado por un Moisés Marín casi ascético, así como el dramático ‘Non mi dir’ encarnado por la soprano catalana Tina Gorina, que nos hizo gozar con una fabulosa mezcla de dramatismo y agilidad vocal.

La zaragozana Rebeca Cardiel, con su voz dulce y seductora, y el italiano Giorgio Celenza, con una voz bella y carácter digno ante la nobleza, encarnaron una pareja de campesinos que se mostró muy cercana al público, y, por último, aunque no menos importante, el bajo Bonifaci Carrillo resultó ser un Commendatore de lo más temible, con una potencia y profundidad de voz que sobrecogió a todos los presentes.

En un título como Don Giovanni siempre hay que prestar atención al trabajo realizado en la parte instrumental, pues sabida es la enorme dificultad que ésta presenta, y dicho trabajo estuvo realizado por una orquesta de nueva creación, la Orquesta de la Ópera de Castelló, que demostró estar a la altura de cualquier título que se le presente en el futuro, más aún teniendo en cuenta la juventud de los miembros que la componen; es especialmente grato poder constatar el excelente nivel que tienen las cuerdas, dada la rareza que esto supone en una región tan monopolizada por el viento. En la batuta, Carlos Amat, desde el dominio total de la partitura, fue un director comprometido, expresivo en las frases, delicado en los acompañamientos, y titánico en los conjuntos finales, mostrando un completo control global del espectáculo.

El coro L’Acadèmia d’Orfeu, habitual de Amics de l’Òpera, de escaso protagonismo en este título, nos dejó con ganas de más, gracias a su saber hacer, aunque pudimos disfrutarlos como figurantes durante gran parte de la representación.

Enhorabuena a Amics de l’Òpera de Castelló por el enorme éxito obtenido en su segunda producción. Esperemos que sigan realizando milagros como éste por mucho tiempo. En esta época tan difícil, iniciativas como estas hacen creer que hay un futuro posible para la cultura.