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sábado, 11 de mayo de 2024 | Última actualización: 16:52

Peregrinación a las raíces apostólicas de la fe

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Casimiro López. Obispo de la Diócesis Segorbe-Castellón.

Desde el 23 de febrero al 3 de marzo voy a peregrinar a Roma para hacer la Visita ad limina junto con todos los Obispos de las diócesis de España. No voy a Roma a título individual o personal, sino como vuestro Obispo. No peregrino solo pues ‘el Obispo está en la Iglesia, y la Iglesia en el Obispo’, decía San Cipriano, y, por tanto, dónde está el Obispo allí está Iglesia diocesana. Así pues, durante estos días os tendré especialmente presentes en mi mente y en mi corazón a todos cuantos formáis conmigo esta Iglesia de Segorbe-Castellón.

‘Visita ad limina’ significa visita a los umbrales de las basílicas o a las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo en Roma. Esta costumbre de peregrinar los obispos a Roma es una antigua tradición para expresar su comunión en la misma fe y en misión de los Apóstoles en torno al Vicario de Cristo, el Papa, sucesor de San Pedro.

Actualmente, los obispos residenciales debemos ir cada cinco años a Roma en visita ad limina para venerar las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo y encontrarnos con el Sucesor de Pedro, el Obispo de Roma, hoy el Papa Francisco. La visita es, pues, expresión de nuestra unidad y comunión en la tradición apostólica. Para mi supone una ocasión privilegiada para acrecentar mi conciencia y responsabilidad como sucesor de los Apóstoles y para fortalecer mi comunión con el Sucesor de Pedro, que es el principio visible de la unidad de toda la Iglesia. Y para nuestra Iglesia diocesana es una ocasión muy especial para consolidar, a través de mi persona, los vínculos de fe, de comunión y de disciplina con la Iglesia de Roma y así con toda la Iglesia del Señor Jesús. Voy a Roma con un hondo sentimiento de fraternal y filial comunión hacia el Santo Padre y hacia toda la Iglesia para reforzar los lazos de la fe, la esperanza y la caridad.

Durante estos días, los obispos tendremos momentos de oración y de celebración, de encuentro y de trabajo. Celebraré la Eucaristía, junto con otros obispos, ante las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo; en ellas daré gracias a Dios por todos vosotros y le pediré por intercesión de los Apóstoles que nos mantenga firmes en la fe apostólica y en el anuncio del Evangelio. Lo mismo haré en nuestra oración a la Virgen María en la visita a la basílica de Santa María, la Mayor. Un momento muy especial de estos días será el encuentro personal con el Papa Francisco. En él os haré presentes a todos ante el Santo Padre, a quien tendré la oportunidad de exponerle la situación de nuestra Diócesis con sus gozos y esperanzas, con sus problemas y dificultades.

En el discurso que el Papa nos dirigirá a todos los obispos, seguro que subrayará las urgencias pastorales de la Iglesia en España y nuestra diócesis. Habrá que estar bien atentos a las prioridades pastorales, que el Papa nos indique para el momento presente. Y, finalmente, los encuentros con los responsables de Organismos de la Curia Romana servirán para el intercambio fraterno de experiencias pastorales y para el enriquecimiento mutuo.

Como muestra de comunión en la caridad ofreceré al Santo Padre un donativo especial para las necesidades de la Iglesia universal. Quienes deseen colaborar pueden hacer su ingreso en la Administración del Obispado con esta finalidad. Pero sobre todo os pido vuestra oración durante estos días para que esta visita ad limina dé abundantes frutos para cada uno de nosotros y para toda nuestra Iglesia diocesana.