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viernes, 26 de abril de 2024 | Última actualización: 23:10

Love is in the brain

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Guillermo Miró. Ingeniero Industrial.

Una de las ramas de la medicina moderna más interesantes posiblemente sea la neurociencia, que estudia la estructura y la función química, farmacología, y patología del sistema nervioso y de cómo los diferentes elementos del sistema nervioso interactúan y dan origen a la conducta. Siendo una ciencia relativamente joven, gracias a los avances tecnológicos en los últimos años ha revelado grandes secretos de nuestro cerebro. Uno de estos grandes hallazgos es que nuestro sistema neuronal está programado para conectar con los demás, es decir, los seres humanos estamos fabricados para relacionarnos ya que poseemos un cerebro social. En este magnífico laberinto que es el cerebro, el sexo, el deseo y el amor no son excepción y también presentan resultados interesantes. Parafraseando a John Paul Young, love is in the brain…

 Llevamos ya varias décadas investigando las respuestas del cerebro a ciertos comportamientos humanos sociales, y uno de ellos es el amor, el afecto y el deseo sexual. Mediante la medida de activación eléctrica de cada una de las partes del cerebro, un estudio comprobó que, a diferencia de lo que sucede cuando miramos la imagen de un amigo, la contemplación de una fotografía de la persona amada provoca tanto en los hombres como en las mujeres la activación de las regiones cerebrales especializadas en el amor romántico, que también se activan durante los estados eufóricos generados por la cocaína y los opiáceos. Así que la frase de “el amor es como una droga” es, con todas las salvedades que conlleva la frase, bastante cierta a nivel cerebral, y muestra que la naturaleza extática y adictiva del enamoramiento tiene una razón neuronal.

 Otra señal inequívoca que el amor aparece es la aparición en el cuerpo de unos niveles descomunales de hormonas que normalmente no se generan. Las hormonas son sustancias desprendidas por glándulas especiales del cuerpo que provocan que otras células reaccionen, es decir, son como mensajeras portadoras de órdenes por el cuerpo. Durante estados de amor y sexo se producen toda una serie de descargas de diferentes hormonas que producen un estado anímico completamente diferente. La dopamina, la oxitocina, la arginina y la vasopresina son hormonas muy presentes durante todos estos procesos, y son responsables de la sensación de placer y adicción en una relación sexual, a la sensación de apego y cuidado que sienten las madres por sus hijos. Estas hormonas también son responsables de la imagen tentadora y sugerente de la pareja creada en nuestro cerebro y en general, la mayoría de los sentimientos de cariño y placer que experimentan durante el enamoramiento y el acto sexual. Las dosis masivas de hormonas liberadas durante el orgasmo junto con un aumento desbordado de señales cerebrales parecen poner durante un tiempo a mujeres y hombres en la misma longitud de onda amorosa.

En resumen, el cerebro es “ese gran desconocido”, y ahora comenzamos a encontrar ciertas relaciones entre lo que ocurre en él y nuestro comportamiento como seres humanos avanzados y sociales, pero aún falta mucho camino por recorrer. Mientras tanto, podemos seguir disfrutando de todas esas grandes sensaciones y emociones que proporcionan las relaciones, y discutir horas y horas sobre ello. Como siempre, comentarios abiertos para sugerencias, ideas… Hasta la semana que viene.