José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
Durante esta última semana he tenido que desplazarme a lo largo y ancho de nuestro país, nuestra querida España, de norte a sur y de oeste a este, con los cambios bruscos que supone el entorno, la climatología, los acentos e incluso el carácter de las gentes, configurado todo ello a lo largo de siglos y que caracteriza a la mayoría de los países europeos incluido el nuestro. Madrid capital del Reino es en Navidad más capital, bulliciosa, llena de colorido, de gentes de todas partes que parecen salir a borbotones de las paradas del metro en Sol, Gran Vía o Callao y que configuran la tipicidad de la ciudad. Cenando con mi hija en Milú, un gastrobar de Malasaña conversamos con el dueño del local de lo mal hecho que estaba un código penal que contemplaba la pena de muerte por una parte y por otra la redención de días por un sinfín de actividades en prisión de los etarras y de lo mucho que costó cambiarlo. Lo siguiente ,criticar políticos que tenemos, sin distinción de colores y de lo poco que han hecho por solucionar los temas de corrupción, en la que parecen estar todos implicados y concluimos con aquello de que nos merecemos algo mejor, porque somos un pueblo cojonudo.
Llegué a Santiago de Compostela, siguiente parada ,en un día atípico para ser diciembre, no llovía y estaba poco nuboso, las gentes amables, educadas y como no , muy gallegas. Reservadas como pocas, pero cuando tienen en confianza son acogedoras, sinceras y valientes. En la sobremesa de una comida con ingredientes muy del lugar, aunque con la sobriedad a la que obliga un día de trabajo hablamos distendidamente sobre lo que nos preocupa esencialmente y como no, salió a relucir el paro, la difícil situación de muchas familias y también la gestión de su Xunta, solida y eficaz hacía sus ciudadanos que mayoritariamente la valoran positiva.
El tercer destino fue ayer Badajoz; llegar a esta ciudad sobria y cabecera en muchos aspectos de la comunidad extremeña es en la actualidad complicada si la pretensión es hacerlo en viaje de ida y vuelta en el mismo día, aunque ello no es óbice para apreciarla en lo que vale.
Al tener que regresar con cierta premura por los horarios de los vuelos de conexión, la estancia fue más breve que en otras ocasiones. Dicen los extremeños que ellos otorgan la amistad en pocas ocasiones, pero cuando lo hacen es para siempre, y de ello doy fe. Volviendo a lo hablado, que es de lo que aquí se trata y un poco ahondando en lo político, están tremendamente satisfechos de los pactos a los que los partidos políticos mayoritarios en su comunidad han suscrito en ámbitos tan importantes como educación, sanidad y prestaciones sociales, a lo que les respondo con un poco de acidez que ya se puede, pues son casi los únicos con ese nivel de protección estatal.
Por último, detallo mi visita el pasado fin de semana, y previa a las anteriores, a Cortes de Pallás, un pueblo de la provincia de Valencia de unos mil quinientos habitantes, cercano a Cofrentes y en el que destacan unos parajes naturales excepcionales, donde se inicia un tramo de catorce kilómetros del rio Júcar navegable y en donde se encuentra una central de producción hidroeléctrica de más capacidad que la cercana nuclear. Disfrutamos de la hospitalidad de unos amigos, de paseos por sus parajes y degustamos sus gazpachos exquisitos.
Cada uno de estos enclaves geográficos es distinto, distantes unos de otros y todos tienen en común muchas cosas, pero que vengan a colación un par que creo avezados lectores habrán ya intuido. Uno es obviamente la diversidad que en cada uno de ellos ponen de manifiesto su clima, su orografía, sus gentes y su historia, lo que otorga a España una riqueza y singularidad única por la diversidad , que no valoramos suficientemente, aunque eso no es novedad ya que el ser humano tiene en sus genes impreso el valorar únicamente cuando algo se ha perdido.
La segunda es que en ninguna de estas ocasiones y lugares mostraron preocupación alguna por la algarabía que dos partidos catalanes están armando desde hace unos meses.
Me ha sorprendido enormemente que no sea motivo de conversaciones, charlas o debate a favor o en contra, lo que me ha llevado a pensar que probablemente nos preocupa un pimiento.
Porque estoy convencido que la primera derivada la tenemos todos asumida, es decir una huída adelante de un gobernante que no tiene discurso y que ante una situación de quiebra técnica de su comunidad apela a este argumento, del que los ideólogos de Esquerra Republicana se aprovechan.
Que con lo de modificar la constitución para conseguir los mismos privilegios que los vascos o navarros cuidado, no vaya a ser que los que contribuimos queramos lo mismo y más allá de eso a los españoles de a pié nos preocupa muy poco si de verdad quieren separarse, pues pensamos que allá ellos, que hoy lo que toca es unión y sinergia de fuerzas y no la división y volver a crear los reinos de taifas, que no estará de más recordar fueron el paso previo para que Castilla los conquistara y pasados unos años y con el descubrimiento de América se acuñara el termino de "las Españas" lugar común y diverso en donde todos hemos tenido cabida y aunque es cierto que no siempre se ha respetado por nuestros gobernantes la sana expresión de las señas de identidad propia, con el tiempo se han mantenido y con ese sentido común, sabiduría y prudencia que nos caracteriza hemos permanecido unidos.
Sr. Más déjese de actuaciones como ese simposium que organiza, denostado en nombre y contenido y tenga la valentía de reconocer que debe marcharse, pues los callejones sin salida con socios ladinos pueden convertirse en ratoneras donde el cepo no perdona.
