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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 21:59

En el túnel y excavando

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Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.

La situación económica de España, y también social y política, se puede resumir en una sola frase: estamos en el túnel y encima excavando. Así, el año 2013 aún será peor que el 2012. No sólo lo dice el FMI, que pronostica una caída del PIB de nuestro país todavía superior al 2012; lo dicen diversos organismos independientes, que indican que el descenso será superior al 1,6 %. De resultas de todo esto, casi con toda seguridad el desempleo alcanzará en España la fatídica cifra de los seis millones y medio de parados, tal y como por ejemplo afirma el Instituto Flores de Lemus.

¿Y cómo se ha llegado a estas tremendas previsiones? ¿Qué sucede para que la perspectiva sea tan oscura? Pues en primer lugar, tenemos la ralentización de la economía mundial. Así, el crecimiento de China será muy inferior a lo previsto, y respecto a Alemania, resulta que ha sufrido una severa caída de su PIB en el último trimestre del 2012, y que las previsiones son malas para el 2013. Todo esto implica que la demanda externa, que era lo único que aguantaba que no hubiese un mayor desplome de nuestra economía, se va a reducir. Y también los ingresos del turismo, la principal “industria” española.

Y en cuanto a la demanda interna, resulta que los brutales hachazos que ha propinado el gobierno del señor Rajoy, junto a las subidas de impuestos, ha propiciado un descenso muy profundo del consumo. Y es la demanda interna, en un país con muchísimas pymes dedicadas al mercado interior, lo decisivo, que nadie se engañe.

De resultas de todo esto, estamos en la tormenta perfecta. Pero, sin embargo, lo más terrible vendrá a continuación; así,  según el propio Programa de Estabilidad del Gobierno enviado a Bruselas el PIB no crecerá por encima del 2 %  hasta finales de esta década, y por lo tanto el empleo no crecerá. De ahí los cálculos  que están encima de la mesa, de una tasa de paro que se estabilizará en cifras actuales como mínimo durante cinco años. ¿Podrá aguantar España cinco años con seis millones de parados? ¿Verdad que es difícil? Unamos a todo esto, la terrible sensación de que en nuestro país estamos viviendo nuestra propia versión de la tangentópolis italiana, con unas élites extractivas, políticas y económicas, inmersas en la charca de la corrupción, y tendremos el panorama completo. ¿Reaccionaremos los españoles o seguiremos en la senda de los que nos han llevado a la ruina? En este sentido, ¿daremos la razón a Miguel Hernández quién afirmaba que los españoles no somos un pueblo de bueyes, o a Unamuno, que decía que somos un pueblo enseñado a huir de la verdad, a transigir con la injusticia y a soportar la opresión? Veremos.