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viernes, 17 de mayo de 2024 | Última actualización: 23:00

Griego y Latín

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Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.

Uno de los numerosos defectos que trajo consigo la LOGSE, y que tal vez haya permanecido más oculto, fue la práctica desaparición del Latín como asignatura en la Educación Secundaria Obligatoria y la marginación total del Griego. El Griego y el Latín son asignaturas que no sólo ayudan a estructurar el lenguaje y la gramática de cualquier lengua; son áreas, llamadas por muchos “las matemáticas de la lenguas”, que resultan  fundamentales en fomentar la lógica a la hora de analizar y de entender lo que se lee, y de fomentar el registro científico y culto de la lengua. Así, por un lado, el Latín y el Griego requieren un estudio profundo de la lógica lingüística, y ello tiene como consecuencia la disciplina mental que se desarrolla y el elevado nivel de organización cerebral que se obtiene. Se facilita, con ello, la capacidad de razonar y de expresar el propio pensamiento, y además esa disciplina mental permanece en el tiempo, aunque todos los conocimientos concretos se olviden. Y por otro, el estudio de las lenguas clásicas, con un fuerte contenido gramatical, facilita la profundización en el estudio de otras lenguas. Y, si se trata de idiomas que mantienen la declinación (como el alemán), hace más sencillo su aprendizaje. Y hoy ese aprendizaje parece más necesario que nunca, ¿verdad?

Es por todo ello por lo que en la nueva e imprescindible Ley de Educación que se merece España, y no en el engendro que prepara Wert, es necesario que el Latín vuelva a ser obligatorio en los nuevos planes de estudio al menos en un curso de la secundaria obligatoria y que el Griego sea obligatorio al menos en el Bachillerato de Humanidades. Y no se trata sólo de que un país que quiera ser competitivo necesita tener unos ciudadanos que entiendan lo mejor posible lo que leen; es que el conocimiento humanístico sólo ayuda a tener unos ciudadanos más libres y responsables. De ahí la necesidad del Latín, una lengua que, recordémoslo, era la lengua franca de las Universidades de Europa no hace demasiado tiempo, una lengua sobre la que se ha construido Europa.  De ahí la necesidad del Griego, una lengua sobre la que se ha construido lo más granado de nuestra Cultura. Y hoy más que nunca parece necesario recordar como se construyó Europa y nuestras raíces comunes.

Y es que conocer a Sófocles o a Esquilo, saber qué significan  “Aquila non capit muscas”, “Si vis pacem para bellum” o “Ars longa, vita brevis”, no son simples caprichos de una elite más o menos ilustrada; son parte de una cultura común que ha construido la nuestra, la europea, y que hoy más que nunca, en todo lo que nos une como ciudadanos de Europa, es necesario defender para ser más libres.

Por cierto, en Estados Unidos, la patria de las nuevas tecnologías, el saber latín y griego clásico se ha convertido en la distinción que la elite ha impuesto para acceder a varios trabajos de altos ejecutivos. Por ello  se ha incrementado su número de alumnos en las Universidades norteamericanas en un 30 %.  ¿Por qué será?