F. F.
Kiko Ramírez no se sentará en el banquillo del Castellón el domingo a partir de las 12.00 horas por dos razones. La primera porque cuando sea dado de alta tendrá que cumplir una sanción de tres partidos que arrastra de la temporada pasada cuando fue expulsado siendo entrenador de L’Hospitalet, y la segunda porque Ramón María Calderé sigue sin firmar el finiquito. Y el tema se podría prolongar. Al parecer el extécnico pide cobrar todo lo que queda de campaña y el club de la capital de la Plana estaría dispuesto a abonar una cuarta parte de lo que le resta por percibir. Calderé no acepta y ha denunciado al conjunto castellonense. Además, dice que el Castellón le debe la prima de la temporada pasada por jugar la fase de ascenso a Segunda B.
Cabe recordar que ocho días después de ser destituido, el preparador tarraconense ha encontrado acomodo en el Sant Andreu como directo deportivo. Al mismo tiempo del anuncia de su fichaje, la entidad barcelonesa que milita en Tercera División anunció el fichaje del técnico catalán Joan Esteva, que curiosamente la temporada pasada entrenó al Castellón hasta la décima jornada de Liga, y luego fue destituido y reemplazado por Ramón Calderé. Ahora van los dos juntos al mismo equipo.
Mientras, y a raíz del cruce de comunicados del martes entre el Castellón y el Ayuntamiento, el presidente de la entidad castellonense ha solicitado una reunión con la alcaldesa de la ciudad, Amparo Marco, para aclarar algunas cosas que se dijeron por el papel y que se las quieren decir cara a cara. De momento no ha trascendido si la primera edil aceptará o no la invitación de Cruz para mantener una reunión. El club acusó al equipo de gobierno de retirarles la subvención municipal y hacerles pagar la luz y el agua de Castalia, cosa que negó tajantemente el concejal de deportes Enric Porcar.
