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jueves, 16 de mayo de 2024 | Última actualización: 22:43

Diez años después del 11 M

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

Cada año por estas fechas y desde hace diez, he escrito sobe este tema, con una sola razón, y ha sido insistir en la necesidad de saber quien y porque asesinó a casi doscientas personas, con el objeto de evitar que salvajadas de esa magnitud pudieran repetirse.

Lo demás era y sigue siendo accesorio.

Cada uno tenía y mantenía su punto de vista, apoyándose en unas razones que encontraba suficientes para defender su criterio.

Y fundamentalmente había dos posicionamientos inamovibles en los ocho primeros años:

1-El del PP, incidiendo en que había sido ETA.

2-El del PSOE, que habían sido los islamistas, por la Guerra de Irak.

Y cada uno encontraba mil y una razones en las que basarse, exigiendo y presionando al Tribunal que iba a dictar sentencia, para arrimar el ascua a su sardina y utilizando sus medios de difusión afines a tal fin.

El Mundo, COPE, Es Radio e Intereconomía aportaban cada semana una serie  de argumentos conveniente razonados, para inducir a creerles.

El País, SER y todas las televisiones creadas a la llegada al poder de Zapatero, como la Sexta y la Cuatro lanzaban el fuego cruzado, con el mismo objetivo.

Y con esa dinámica tan perversa como alejada de la verdad, se resucitaron las dos Españas que habían enterrado unos treinta años antes Adolfo Suárez y Felipe González.

Ni a unos ni a otros les preocupaba la verdad, ni sentían la menor empatía por las victimas ni por sus familiares.

Simplemente les utilizaban para sus fines políticos, por eso cada uno de ellos procuró crear sus propias Asociaciones de Victimas del Terrorismo, para poder manipularlas a su gusto.

Al menos esa es la percepción que tengo yo hoy, cuando echo una mirada retrospectiva.

Después de que el Juez Gómez Bermúdez  y sus compañeros de Tribunal dictaran una sentencia salomónica (en la que ni hemos sabido quien lo hizo ni porque lo hizo) si hemos visto que sin darles la razón a unos ni a otros, quiso dejar satisfechos a los dos partidos políticos mayoritarios.

Ni había sido ETA, ni se había hecho en razón a Irak

Por lo tanto, a partir de ese momento, o se olvidaba todo y se echaba tierra sobre el asunto, o habría que inventarse una nueva razón.

Pero para eso sería muy conveniente ponerse de acuerdo todas las partes interesadas.

PP, PSOE, Justicia e Interior, e incluso los componentes de lo que se ha dado en llamar las fuerzas ocultas del Estado como son los Servicios Secretos, no podían pasar página sin poder darle a la opinión pública un motivo aparente para el atentado.

Pero tenían que ser muy escrupulosos, y no iniciar una nueva disputa “entre perros y gatos”, sino apoyar más o menos todos el mismo razonamiento después de presentarlo, a fin de hacerlo creíble.

Y ahora diez años después, parecen haber cuadrado ese círculo, y nos dicen que el atentado se preparó y  organizó mucho antes de la intervención en Irak, y estaba articulado por una cedula de la Jihad Islámica, como venganza a la persecución llevada a cabo por el Juez Garzón contra varias estructuras de ese tipo que había “durmientes” en España, y dispuestas a salir a llevar a cabo atentados en cualquier lugar del mundo desde España.

Sin decirlo explícitamente, vienen a decirnos que todas las investigaciones llevadas a cabo en España después del  atentado del 11 de Septiembre de pocos años antes, y la detección de los vínculos existentes entre los autores materiales de la masacre de las Torres Gemelas, y la desarticulación de aquella estructura a lo largo y ancho de España fue la razón de nuestro 11 M.

Con esa motivación, y aceptando que los suicidas de Leganés fueron los autores materiales de la voladura de los trenes en Madrid, parece que queden claros tanto los motivos como los ejecutores, y aquí paz y allá gloria.

Por eso después de la llegada de Rajoy al Gobierno, se ha producido un cambio tan radical en sus posicionamientos, y en sus planteamientos antiterroristas.

Quizás no hubiera mejor modo de cerrar este escabroso tema, pero a mi personalmente, no acaba de convencerme, aunque sea verdad.

Me suena mucho más a un acuerdo entre partes, que a una verdad absoluta.

Y por eso no puedo quedarme tranquilo.

Hubiera querido saber las razones autenticas y condenar a los verdaderos culpables, para evitar que se repitieran hechos similares en el futuro.