José Vicente Ramón Moreno.
De unos años hacia aquí hemos asistido a un magnífico crecimiento en el uso de la bicicleta por nuestra ciudad que redunda en beneficio no sólo de los usuarios (en los que es evidente) sino, también, de todos los ciudadanos porque nos evita la contaminación atmosférica y acústica de los vehículos a motor.
Es innegable el gran esfuerzo realizado tanto por el Ayuntamiento como por la empresa del BiciCas para crear bases de bicicletas por toda la ciudad para que, estés donde estés, tengas el servicio a tu alcance. También son de agradecer todos los anclajes para las bicicletas particulares para aquellos que no desean hacer uso de este servicio.
Pero este crecimiento ha llevado a una cierta laxitud en el control del comportamiento de algunos ciclistas que campan por sus anchas sin que nadie sea capaz de sancionarlos porque las del BiciCas no llevan una numeración grande que las identifique una a una y las particulares no llevan ningún tipo de matrícula como ocurría hace años.
Esto lleva a que nos encontremos con elementos circulando a gran velocidad por las aceras (donde no hay carril bici), no respetando los semáforos ni, por supuesto, las direcciones (prohibidas o no), haciendo ‘caballitos’ cerca de la gente, cruces de pasos de peatones montados en ellas, y un largo etcétera de irregularidades que nadie puede sancionar porque, aunque se les dé el alto, si no paran no se tiene ninguna identificación para, posteriormente, aplicar la ley.
Eso hace que por delante de agentes de la Policía Local o de los AMUS podamos ver cometer estas infracciones y no les puedan hacer nada.
¿Podemos conseguir que se produzca algún tipo de educación ciclista para estos infractores o se sancionen de alguna forma?
