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jueves, 28 de marzo de 2024 | Última actualización: 21:00

Con premeditación y alevosía

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Alejandro Marín-Buck. Portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Castelló.

La concatenación de hechos que estamos viviendo estos días en Castellón, dejan vislumbrar la difícil situación que va a tener el 'Desacord' del Fadrell para gobernar estos dos años que le quedan de legislatura, y es que quien a hierro mata, a hierro muere.

Estrangular al comercio y a los vecinos como lo están haciendo, ya sea por la inoportuna y polémica activación del sistema de videovigilancia del centro, que ha cebado a multas a comerciantes, repartidores y vecinos, o por la impuesta e innecesaria reforma de la Avinguda del Lledó, son unos simples ejemplos de por qué la gente se está empezando a hartar, muestra de ello la manifestación del lunes en las calles de Castellón, preludio de lo que está por venir.

Todos los indicadores apuntan a que a partir de ahora las cosas se van a poner aún más feas y difíciles. Los números de parados aumentan, la deuda pública bate récords, los fondos de ayuda europeos y nacionales no llegan, algunos incluso se plantean en revisión, por no hablar del ridículo goteo de vacunas que recibe nuestro país y por ende nuestro municipio, y que a este ritmo tardaremos casi 2 años en estar todos vacunados. Es aquí donde se confirma la falta de sintonía del gobierno Nacional, Autonómico y Municipal con la ciudadanía, ya que gobernar a base de imponer dista mucho del progresismo que alardean y que está más cercano al diálogo que por supuesto no practican. Y negar no es afrontar, y sobre todo, evitar no es solucionar sino todo lo contrario.

Estamos ya en cifras económicas similares al 2009, tras la crisis financiera que tanto esfuerzo y sacrificio costó salir, con la diferencia que esta crisis no es solo económica sino sanitaria y mundial, lo que hace más difícil si cabe la situación. Y aquí, el Ayuntamiento de Castellón sigue empeñado en mirar a otro lado, como si esta causa no fuera la suya, y sigue empeñado en cumplir su hoja de ruta a pesar de ir en contra de los intereses de sus vecinos. La misma capacidad de resiliencia que ha demostrado la sociedad no ha tenido la alcaldesa con su equipo de gobierno, y poco a poco está consiguiendo que los castellonenses se pongan en contra de su gestión a pesar de haberla votado.

Posiblemente 6 años de mandato, junto a unos socios de gobierno que en vez de ayudar entorpecen más si cabe la maltrecha gestión municipal, está pasando factura a la alcaldesa, muestra de ello es que llevan ya 3 años consecutivos presentando unos presupuestos tarde y mal, con porcentajes de ejecución tan bajos que son difícil de justificar, y que además, no dan respuesta a las necesidades reales de sus ciudadanos.

Y, en vez de rectificar prefiere seguir en su cruzada de fondos europeos, con inversiones contrarias al criterio vecinal, prefiere pensar en remodelaciones de ayuntamiento y avenidas, en vez de exigir que se inicie la construcción de la residencia de mayores de la calle Onda, o que se reúna de una vez la prometida comisión mixta de patrimonio, para decidir dónde y cuando empezar la construcción del tan necesario conservatorio de música y danza de Castellón.

Ejemplos ridículos y vergonzosos como la semana de la No Magdalena, la denuncia de la finalización de la concesión de la gestión del agua potable, el reparto de monas en pleno confinamiento por la pandemia, la nefasta gestión de residuos en las playas producidos por la Tormenta Gloria, la abolición de la junta de fiestas y de sus estatutos con premeditación y alevosía, son algunos ejemplos más de la larga lista negra que los ciudadanos van recopilando, que nada aporta a la ciudad y que en cambio sólo ha generado crispación, división y malestar.

Los castellonenses merecemos y necesitamos un gobierno que trabaje para mejorar la situación actual de sus vecinos, resolver los problemas reales, no los ficticios y partidistas que se empeñan en sacar a la luz con grandilocuentes titulares en prensa, que no ayudan ni rescatan a nadie, sino a ellos mismos, con cómodos sillones y un sueldo que no justifica su trabajo.

Restan tan solo 2 años y veremos qué nos depara el resto de legislatura, si siguen así, desde luego nada bueno.