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sábado, 27 de abril de 2024 | Última actualización: 02:05

Quo vadis Hispania?

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Luis Andrés Cisneros.

¿A dónde vas? Es la traducción de la frase que da título a este artículo, a la cual yo he añadido España, en latín, tras ver los últimos y esperpénticos actos protagonizados por una gran parte de los políticos que viven, opíparamente por cierto, del expolio a que nos someten a todos los españoles.

La frase gira alrededor de una tradición cristiana. Se cuenta que allá por el año 64 d.c. tras la persecución contra los cristianos que impulsó Nerón, y temiendo por su vida, Pedro escapa de Roma. se encuentra con Jesucristo cargado con una cruz. Ahí es cuando le pregunta “Quo vadis Domine?”, a lo que Jesús responde “voy a Roma para ser crucificado de nuevo”. Ante esta respuesta Pedro, avergonzado, regresa a Roma, donde fue martirizado y crucificado boca abajo, donde hoy se encuentra la Basílica que lleva su nombre.

Allá por el año 1895, el escritor polaco Henryk Sienkiewicz, publico la novela Quo Vadis?, la cual fue posteriormente llevada al cine, en 1951, por el director Mervyn LeRoy, y protagonizada por Robert Taylor, Deborah Kerr y Peter Ustinov. A pesar de haber sido uno de los mayores éxitos mundiales del cine y de ser candidata a 8 Premios Óscar, no obtuvo ningún premio.

Pero volvamos a los tiempos actuales y preguntémonos, ¿Quo Vadis Hispania?, ¿Hacia dónde vamos? ¿Nos encaminamos, como San Pedro, hacia nuestro triste y doloroso fin?

En estos tiempos, estamos asistiendo, con auténtico estupor a la pérdida más absoluta de valores, sentimientos y raciocinio de los últimos años y, casi con total seguridad, al predominio del mal sobre bien y el ser humano.

He asistido, asqueado y asombrado --aunque de esto último cada vez queda menos capacidad para sentirlo-- al dantesco espectáculo que, los que se hacen llamar ‘Señorías’, y no son más que politicastros han perpetrado a la luz de todos los españoles y a los que sólo les importa que sus privilegios se mantengan a costa de lo que sea.

Se debatía, en lo que yo pensaba que era la Casa de todos los Españoles, o sea, el Congreso de los Diputados, el debate sobre la Prisión Permanente Revisable. Algo, en lo que debería haber un acuerdo más que unánime entre todos los partidos, se ha convertido en un cruce de acusaciones, usando a los muertos como munición para destrozar al adversario.

Para mayor escarnio de todos esos, a los que cabría preguntarnos si no deberíamos hacer un referéndum para ver si podemos desalojarlos de las Instituciones, en la tribuna de invitados se encontraban los familiares de las víctimas, desde el padre de Diana Quer hasta los de Mari Luz, que, han visto como todos esos desgraciados se han mofado de sus familiares, utilizándolos como armas arrojadizas contra el adversario político. ¿Y éstos presumen de democracia?

Se ha perdido el oremus, se han perdido las formas, se ha perdido la sensatez, se ha perdido la decencia, se ha perdido la honradez. Todo eso ha sido sustituido por el egoísmo, la indecencia, el matonismo, la desvergüenza, la corrupción desmedida, encarnando esa frase tan maquiavélica, y adoptada por el marxismo como eje fundamental de sus acciones, pero que representa a nuestros políticos de ‘el fin justifica los medios’.

Para estos desalmados aprendices de Maquiavelo, todo lo intentan justificar bajo la falsa premisa e que es la sociedad la que obliga a delinquir, y no el ser humano, haciendo uso de su libre albedrío el que toma sus propias decisiones.

Con una maldad rayana en la patología, se posicionan siempre del lado del mal, del delincuente, aduciendo que lo más importante es la reinserción del asesino. Se equivocan. Su principal obligación es velar por la seguridad de los ciudadanos, para eso se les elige, pero ellos lo confunden con defender a los que delinquen, o la empatía que tienen con ellos les descubre.

Yo les puedo dar soluciones. Sr. Iglesias, cuando la asesina de Gabriel salga de la cárcel, mucho antes de la condena que le corresponda cumplir, llévesela a su casa, a vivir con usted, y haga un trabajo de reinserción.

Sr. Sánchez, acoja en su casa al asesino de Diana Quer, desde el primer permiso penitenciario y corra con todos sus gastos. Señores del PNV, de Compromís, prediquen con el ejemplo y recojan en sus domicilios particulares a toda esta gente, sin miedo, con alegría, denles todo su apoyo, sobre todo económico. Disfruten de tenerlos a su lado.

Nos perdemos en auténticas gilipolleces y en dislates como la Sra. Sorlí o el Sr. Mulet, para quienes defender a los que insultan y el uso del leonés o el aragonés, salvará a la sociedad de los asesinos sin capacidad de reinserción. Será que, para ellos, el insulto es el modus vivendi que suelen utilizar.

Y todo porque el PP cuando pudo modificar la legislación sobre los asesinos, como tantas otras cosas, no quiso hacerlo, y ahora que no puede, por un simple movimiento electoralista, quiere conseguirlo. Y de Ciudadanos, qué vamos a decir, hoy vota esto, mañana lo contrario y sólo está a expensas de lo que dicen las encuestas para posicionarse. Eso lo acabarán pagando.

Hechos como éstos demuestran la orfandad que padecen el 80% de los españoles en su representación parlamentaria, lo que nos hace preguntarnos ¿Están todos nuestros parlamentarios a favor de la revolución marxista, o simplemente, piensan delinquir y se ponen la venda antes que la herida, no sea cosa que tengan que cumplir una condena completa?

Me gustaría, en mi nombre y en el nombre de una pléyade de españoles que han visto el pornográfico espectáculo del que han disfrutado nuestros políticos, pedirles disculpas y que sepan que cuentan con mucho más apoyo del que esos seres humanos fracasados les han demostrado.

De momento sólo un partido, VOX, lucha por que se instaure la cadena perpetua, la única forma de preservar a la sociedad de los irredentos asesinos. De lo contrario nos tendremos que hacer la pregunta Quo vadis Hispania? Y a este paso, vamos hacia la autodestrucción más absurda.

Y, como siempre, y más en los tiempos que corren mi despedida es…….

¡¡VIVA ESPAÑA!!