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sábado, 4 de mayo de 2024 | Última actualización: 22:51

Las elecciones vascas

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De las tres elecciones que van a celebrarse entre abril y junio, las que tuvieron lugar el domingo en el País Vasco eran las más previsibles. Se sabía que Bildu iba a crecer espectacularmente en sus resultados, que el PNV iba a decaer pero aun así previsiblemente mantendría el gobierno gracias al apoyo del PSOE, partido éste que quedaría en un modesto tercer puesto pero desde el que tendría la llave de la gobernabilidad. Estaba por ver en qué posición quedaba el PP -que ganó un escaño-, Vox - que mantuvo uno-, Sumar -que accedió al parlamento con uno- y Podemos -que perdió sus seis escaños y quedó en la calle-.

Lo más dramático de la jornada electoral fue que 54 de los 75 nuevos diputados son separatistas, independentistas, soberanistas o como deseemos llamarles. Pertenecen a partidos que ni respetan la Constitución ni tienen proyectos de futuro vinculados al Estado español del que se sienten ajenos y del que buscan desvincularse ya sea por la vía rápida (Bildu) o por la más pausada (PNV).

54 diputados que de alguna forma podrían ser hasta 67 si sumamos a aquellos, los doce del PSOE y el de Sumar, que en breve veremos como se unen a los separatistas en la gobernación de la Autonomía por el PNV teniendo que asumir los proyectos de este partido cuyo apoyo necesita en Madrid igual que los seis de Bildu para seguir en La Moncloa.

Un panorama desolador el que nos han dejado las elecciones del domingo y que son el resultado y el precio que ha habido que pagar y seguiremos pagando por la supuesta "victoria" contra ETA, el final del terrorismo y la pacificación del País Vasco.

Un "país" que dejó cerca de 900 víctimas, un tercio de las cuales sin juzgar, miles de familias destrozadas, 200.000 vascos que tuvieron que huir de la región aterrorizados por las amenazas y los impuestos revolucionarios, personas que nunca volvieron ni han podido emitir su voto que habría modificado el resultado electoral.

Al acabar el recuento del domingo todos se sintieron ganadores: el PNV había perdido cuatro escaños respecto a los anteriores comicios pero daba por hecho que junto con los doce del PSOE mantendría -aunque por pelos- el gobierno vasco. Bildu había crecido exponencialmente, se veía vencedor en cuatro años y en este tiempo podría hacer los ajustes necesarios para poder gobernar sin apuros. El PSOE (Sánchez) respiraba hondo desde La Moncloa. Incluso Sumar quiso aparentar victoria al haber accedido al Parlamento con un modesto puesto cuando Podemos había llegado a alcanzar hasta once.

El futuro del País vasco se presenta bastante tenebroso con Bildu en pleno crecimiento desbocado, con una crisis política y económica imparables y con una consulta separatista a la vuelta de la esquina.

Todo esto, como queda dicho, era previsible de forma que no hubo sorpresas el día 21. Cuando sí puede haberlas es el 12 de mayo en Cataluña donde a Sánchez no le va a resultar tan fácil embridar a la vez a JXCat y a ERC y cualquiera de los dos que pierda el Govern puede romperle el equilibrio de La Moncloa ya sea por la vía rápida de la Moción de censura o por el camino más lento de contestar los presupuestos.

Y luego, el 9 de junio, las europeas dejarán a cada uno en su sitio y quien sabe si no serán la antesala de unas elecciones generales muy anticipadas.

Por el momento el día a día se escenifica con las Comisiones en el Senado y el Congreso viendo los desplantes de Koldo repetir como un loro las consignas de su abogado "¿Me pedirán perdón cuando el juez me declare inocente?". Igual tiene razón y tanto él como Ábalos, Illa y por supuesto Armengol, Marlaska, Puente, y los demás, se van de rositas.