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viernes, 26 de abril de 2024 | Última actualización: 18:23

Vivan los Reyes, y sus Majestades

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Juan José Pérez Macián. Concejal delegado del Área de Gobierno de Hacienda, Modernización y Administración Municipal del Ayuntamiento de Castellón.

Buenos días, papás, abuelos y niños. ¿Pero a qué esperamos?...¡Vamos, todos arriba, vamos, vamos! Es domingo. Es 6 de enero. Melchor, Gaspar y Baltasar han entrado a hurtadillas mientras todos dormíamos y han dejado junto al belén o bajo el árbol un montón de paquetes con envoltorios de colores que esconden las ilusiones hechas realidad de los más pequeños de la casa y alguna que otra pequeña sorpresa para los más mayores que siguen llevando un niño en el alma.

Noche de Reyes, amanecer de ilusiones. ¿Quién no recuerda con nostalgia y con ternura y con un puntito de triste añoranza, aquél tiempo feliz en que siendo verdaderamente niños costaba conciliar el sueño primero y despertábamos después, ya amanecido, con la emoción e incluso el temor de recorrer la distancia hasta el salón donde, suponíamos, los tres reyes habrían dejado su valioso y ansiado cargamento de juguetes? Hermosas mañanas de Reyes.

Aquella antigua ilusión de la infancia vuelve a crecer con intensidad y renovado amor cuando llegan a nuestra vida los hijos y nos convierten en reyes por un día. Volcamos todos nuestros esfuerzos y recursos en hacerlos felices, manteniendo la alegre y sana tradición de aquellos magos que recorrieron una gran distancia, siguiendo a una estrella, para adorar al Niño y hacerle ofrenda de sus presentes. Y los niños son entonces fantásticamente felices al comprobar que, verdaderamente, Melchor, Gaspar y Baltasar los quieren, saben que han sido buenos, se acuerdan de ellos y, además, han acertado con lo que pidieron en su carta. Mágico y tierno de verdad.

Felicidades, por tanto, papas, abuelos y niños en un día tan bonito y especial como el de hoy.

Pero hoy cabe felicitar también a Su Majestad. El otro Rey, el nuestro, el Jefe del Estado de todos los españoles, cumple años. Cumple 75, que también es una cifra de esas que se consideran...especiales. Y los cumple en un momento difícil para la institución que encarna. Pero, ¿para quién no son los actuales unos momentos difíciles? El Rey Juan Carlos ha pasado por todo tipo de momentos y acontecimientos a lo largo de su ya dilatado reinado. Y sería injusto, muy injusto, valorar su aportación a la historia de España en consideración única y exclusiva a lo que ha supuesto su figura institucional en los últimos meses o incluso años, olvidando todo cuanto ha sucedido siendo él Rey, desde que fue proclamado en el año 1975.

Ayer decía Su Majestad que le gustaría ser recordado por haber unido a los españoles. Yo, sinceramente, creo que ese deseo lo tiene ya cumplido. Juan Carlos, unió y bien que lo hizo, a los españoles de una España extremadamente difícil de dirigir. La España de 1975 era una España de “atarse los machos”. Y sus decisiones fueron, contra todo pronóstico de cuantos entonces auguraban un futuro más que incierto, las mejores para que los españoles nos uniéramos en la senda de la democracia. La monarquía parlamentaria que nos dimos como forma de Estado, como método legislativo y de gobierno, permitió la unión de los españoles. Felicidades por ello, Majestad.

Pero también es cierto que actualmente vivimos en un permanente riesgo de división, debido a las irresponsables actitudes y pretensiones de unos pocos  políticos obnubilados por inventar la historia a su antojo y para satisfacer sus vanidades y egoísmos. Actúan enfrentando su proceder a lo que establece la Constitución de todos. Provocan y amenazan con macarra chulería con incumplir las leyes de todos.

Yo, hoy día de Reyes, le escribo mi carta. Y le pido a usted, Majestad, que no permita que estos sujetos le roben a usted el merecido reconocimiento ya ganado de ser el Rey que unió a los españoles. Su margen de maniobra desde la Corona que encarna es limitado, lo sé. Es así porque así lo establece la Constitución que usted sí respeta y respetará. Pero como entre sus funciones también está la de hacerla respetar, hasta la línea máxima que la Constitución le permita actúe para que la cumplan estos tipos. Ni un milímetro más, pero tampoco ni un milímetro menos, Majestad. Es lo poco que ya le falta a usted para ser recordado, no solo como el Rey que unió a los españoles, sino como el que no permitió que se desuniera España.