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sábado, 27 de abril de 2024 | Última actualización: 02:05

Bruta realidad

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Rafa Cerdá. Abogado.

Existen días malos, y otros peores. Días torcidos, y días oscuros. Días que parecen compuestos de desgracias más que de horas. Días que se caen del calendario como auténticas pedradas. Días merecedores de ser sepultados bajo un manto de olvido. Días en los que la vida se pone más que brava, bruta. Muy bruta.

En apenas siete días, dos hombres buenos fallecían de forma fulminante. Así de repente. En un breve intervalo de minutos, un ataque al corazón y un derrame cerebral ponían fin a la vida de dos personas de cuarenta años. En casa. Delante de sus seres queridos. Un repentino malestar, un desplome súbito. Y se acabó. Muertos. La semana pasada conocí tan tristes noticias con una enorme sorpresa: dos personas jóvenes, con hijos pequeños, con un futuro por delante,...ya no están.

De acuerdo que la muerte forma parte consustancial de la vida. Es cierto que a todos nos llegará irremediablemente el momento de partir. Todo lo que se quiera, pero no puedo dejar de pensar que una anomalía ocurre, ¿por qué desde unos años a esta parte muchas personas fallecen prematuramente por culpa de dolencias cardíacas y neuronales? ¿Qué motiva la letal frecuencia de tumores cancerígenos en tantas personas sin distinción de edad? ¿Qué puñetas está pasando?

Parece que el lógico calendario de vida se trasmuta en un sinsentido de padres enterrando a sus hijos, niños pequeños que no conocen a sus padres, hermanos que ven a jóvenes familiares partir. Todo fruto de enfermedades fulminantes que apenas permite reaccionar. Un desesperante sentimiento que navega entre la impotencia y la rabia es lo único que queda a las familias, reconvertido con el tiempo en una infinita nostalgia.

¿Qué se puede hacer frente a la muerte? Pienso que aprovechar la vida, como una experiencia que pone en valor lo esencial; aquellas personas a quienes destinamos nuestros afectos, y el modo en qué nos comportamos. Lo restante es puro añadido.

Bruta realidad.