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jueves, 2 de mayo de 2024 | Última actualización: 15:54

Un año complejo y complicado ¿Hacia dónde vamos?

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La verdad es que el año que acaba de terminar ha sido y  muy complejo y complicado; tanto en lo nacional como en lo internacional. E incluso en el estrato municipal y regional.

El ambiente de crispación, la polarización en dos polos que no se quieren escuchar y que parece que solo existan dos formas de actuar, o a favor o en contra. Ya lo decía recientemente Nuria Espert sobre los españoles, en el sentido de que ante un problema y una opinión contraría, los españoles, en lugar de analizar y debatir sobre sus opiniones diferentes, se enfrentan.

Pero pasemos a lo económico. 2023 ha sido un año también complicado, afectado por las crisis internacionales, las guerras y la reducción de la actividad en diferentes mercados. No obstante, la entrada de dinero desde Europa por los programas Next Generation ha permitido que el año termine con una mejoría de dos décimas, según la Comisión, y alcance el crecimiento del PIB el 2,4%.

Pero hay que comentar que solo algo más de una tercera parte del dinero que ha venido de Bruselas se ha plasmado en proyectos; la burocracia, la falta de transparencia y la lentitud en la puesta en práctica no ha permitido aprovechar en su totalidad un dinero que tiene como objetivo modificar la economía española y dotarla de mayor dinamicidad y diversidad en sus sectores.

Además, y no es peccata minuta, la inflación sigue demasiado elevada y su incidencia en la alimentación está afectando negativamente a muchas familias. El aumento de los salarios está por debajo de la inflación, que seguramente se situará en torno al 3,5-4%, y los tipos de interés, que afectan a las hipotecas, siguen en niveles altos tras un periodo en el que apenas tenían relevancia; se mantienen en el 4,5%. Están en marcha, sin embargo, conversaciones entre la patronal, los sindicatos y el gobierno de cara a la subida del salario mínimo interprofesional (entre un tres y un cinco por ciento se estima).

Pero ¿cómo le ha ido a la economía provincial. A grandes rasgos la evolución general ha sido menos dinámica que la de 2022, y en casi todos sus sectores. Las exportaciones en los diez primeros meses, últimos datos publicados, han descendido respecto a igual periodo de 2022 en un 16,2%, mientras las importaciones lo han hecho en un 36,1% lo que denota esa menor dinamicidad de la actividad económica castellonense.

Como ejemplo, y dada la poca diversificación de nuestra economía, el sector cerámico ha sufrido un retroceso en sus exportaciones, un 21,3% entre enero y octubre respecto a similar intervalo de 2022, disminuyendo también las compras de materias primas. Ha aumentado el paro en el sector y sus problemas ya no son el precio del gas sino la pérdida de mercados, tal vez por el no adecuado prestigio del Tiles of Spain y, en mi opinión, por un asunto del que se habla poco. Se trata del efecto de la venta de la tecnología in jet a todos los fabricantes mundiales y la posible sustitución de los clientes de esos países de sus compras a empresas españolas por la producción de su país.

El paro registrado total en noviembre respecto a noviembre de 2022 refleja un descenso solo del 0,1%, mientras el mes anterior fue del 5,3%; sin embargo 2023 termina con un aumento del paro sobre diciembre de 2022 del 1,09%. El paro industrial también se incrementa en un 8,9% lo que reflejaría el proceso de pérdida de actividad general, así como la situación del sector industrial en general y del cerámico en particular.

El paro registrado en construcción en noviembre respecto a un año antes se incrementa un 1,8%, mientras en diciembre el paro registrado se eleva un 6,7% respecto a doce meses antes. Las viviendas visadas por el Colegio Territorial de Arquitectos de Castellón en los once primeros meses del año se contrae un 42,3%, bastantes más en las viviendas libres de nueva planta (un 69,6%) porque en las viviendas libres en edificios ya existentes aumenta un 4,6% frente a un descenso del 11,4% hasta septiembre. No se han presentado licencias para VPO y solamente una el año anterior. Ello refleja también la menor actividad respecto a 2022 en este sector.

En cambio, el sector turístico ha mejorado un tanto sus previsiones, aumentando el número de visitantes a pesar del incremento de los precios; se ha visto ayudado por la climatología, que ha permitido ampliar la campaña veraniega; el aeropuerto es cada vez más un factor positivo; y se ha apreciado el aumento de viajeros en hoteles y campings, mientras baja algo en apartamentos y turismo rural. El paro registrado respecto a diciembre de 2022 se contrae un 1,8% frente al 3,1% en noviembre y al 10,5% en octubre.

 Sin embargo, esa climatología ha sido adversa para la agricultura, la citricultura en particular, por el exceso de calor y por el pedrisco en algunas zonas; la campaña está siendo más corta de lo habitual y ello incidirá en la evolución del paro registrado y en las afiliaciones a la Seguridad Social.

2024 será, según las previsiones de diferentes organismos, de menor crecimiento para España; la Comisión rebaja en dos décimas la previsión de crecimiento del PIB, cifrándolo en el 1,7%; el BBVA Research en el 1,5%. Además, 2024 va a ser un año complicado para el país en lo político, con elecciones en algunas autonomías y en la Unión Europea y, no se descarta que para el conjunto del país si fracasa la legislatura. Y los presupuestos no estarán hasta el mes de abril.

Y hay que tener en cuenta que las previsiones de inflación no descartan un aumento, lo mismo que en los tipos de interés; en estos se espera que se mantendrán estables un tiempo en el 4,5% aunque pueden variar, más a la baja que al alza, según evolucione la inflación general y la subyacente. Y a ello hay que añadir que la UE puede aplicar la normativa fiscal por lo que será necesario reducir el déficit al 3% y ello obligará a recortes, aumentar impuestos o endeudarse más.

Por sectores, el cerámico seguirá, en mi opinión, con menor actividad por el entorno internacional y continuará teniendo como retos mejorar el nivel medio del cliente al que se dirige y la imagen del azulejo español, acercarse al precio medio de exportación de los italianos, incrementar los departamentos de marketing y ver cómo hacer frente al hecho de la venta de la tecnología in jet a la competencia internacional. Su calidad está fuera de toda duda, pero es importante pasar de vender lo que se fabrica a producir lo que tiene venta.

La construcción posiblemente se reduzca un tanto a tenor de las expectativas de evolución de la economía, de los tipos de interés, del Euribor o de los salarios, entre otros factores.

En la actividad turística la temporada puede ser muy similar, aunque la evolución de la inflación y de los tipos de interés puede frenar las salidas. Y sigue teniendo como reto el aprovechar la climatología para que la temporada sea todo el año; es un reto fundamental, así como el mejorar la formación de los trabajadores.

La citricultura debería, y tal vez sea algo tarde, fomentar la unión de la producción, no tener miedo a crear un lobby en Bruselas para saber lo que se cuece, tal como han hecho los países exportadores e importadores, y exigir a la UE que el control en frontera se aplique con el mismo rigor en todos los puntos de entrada, además de un control estricto de la entrada de fruta con plagas.

¿Hacia dónde vamos? ¿Será 2025 el año de la recuperación? Me temo que no porque el ambiente nacional es el menos adecuado. El entorno internacional es imprevisible; las guerras en curso, la tensión entre China y USA, que se ha suavizado, la evolución del precio del petróleo, la inflación, los tipos de interés. Todo es poco previsible y a nivel nacional, la imprescindible colaboración y el consenso entre los dos grandes partidos, ni se la ve ni se la espera, por desgracia.

Posiblemente tenga un comportamiento similar al de 2024. Pero con las previsiones, y más en economía, es fácil engañarse. En todo caso, la necesidad de ajustar el déficit y la falta de consenso interno son factores negativos para el progreso del país. ¿Y usted, qué opina?