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jueves, 25 de abril de 2024 | Última actualización: 14:14

Singapur, un ejemplo a seguir

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Por Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.

Cuando comento con mis amigos, la tristeza y mal estar que me produce la actual situación política de España, es bastante frecuente que me pregunten cual sería para mí, el ejemplo a seguir.

Nunca he tenido la menor duda al responderles, que de todos los sistemas que yo he conocido profundamente, el más admirable y prolongado en el tiempo fue el de Singapur que conocí y pude vivir de cerca del último cuarto del siglo XX.

Tras separarse  de Malasia  y establecerse como República de Singapur en 1965, aquella sociedad multicultural maravillosamente educada y estructurada en todos los sentidos, emprendió una carrera inmejorable hacia su futuro, bajo la batuta del mejor político que yo he conocido a lo largo de mi vida: El General Lee Kwan Yew.

A quienes no le hayan conocido ni tengan la menor información sobre este señor, les aconsejo que lean toda su vida y obra, para que se den cuenta, de que no todos los militares son déspotas, vanidosos, ladrones ni egoístas.

Este señor, recibió una isla de apenas unos pocos miles de kilómetros cuadrados, con muy poca industria, un puerto estratégicamente situado y unos dos millones de habitantes entre chinos, malayos, hindúes y euroasiáticos.

En apenas treinta y cinco años, la convirtió en una potencia económica, estratégica y cultural  de primer orden mundial, con una “renta per capita” entre las mejores del mundo, la Universidad de Singapur como la mejor de todo el Sudeste Asiático, su puerto como el de mayor movimiento comercial del mundo junto al de Rotterdam.

A nivel de anécdota y en vista de la evidente corrupción que se vive entre los políticos de la izquierda radical que nos gobiernan actualmente con Pedro Sánchez como faro de ella, les voy a referir como actuó Lee Kwan Yew, frente al Ministro de Vivienda, en los primeros años de su mandato.

Este Ministerio, administraba una inmensa cantidad de recursos económicos, ya que para facilitar de una manera asequible, el derecho a la vivienda en propiedad, el Estado se hizo cargo de llevar a cabo todos los condominios, construidos con muchas alturas y grandes zonas verdes alrededor, ajardinadas con muy buen gusto.

El pago de las mismas era en base a un porcentaje variable de los salarios de la gente trabajadora, que en plazos que oscilaban entre los 20 y los 40 años aproximadamente se pagaban íntegramente.

El Straight Times de Singapur, que era el periódico de mayor tirada del país, publicó un artículo de opinión, en el que se cuestionaba la honradez y honorabilidad del Ministro de la Vivienda, el cual se presentó muy ofendido ante su Presidente del Gobierno.

Inmediatamente, el General, le dijo a su Ministro, que sólo cabían dos posibilidades:

1ª) Si era inocente, no debería de preocuparse de nada.

2ª) Si la acusación tenía fundamento y era real, le aconsejaba que se suicidara, para limpiar el honor de su familia y de sus descendientes.

Al día siguiente se suicidó.

¿Cuántos Ministros de Pedro Sánchez, tanto actuales como dimitidos o despedidos, consideran ustedes que se  pegarían un tiro?

¿Lo haría el propio Presidente del Gobierno, si su Majestad Felipe VI, le hubiera dado la misma respuesta que le dio el General Lee a su Ministro de la Vivienda?

Juzguen ustedes mismos y se darán cuenta de la diferencia que hay entre el sentido de la responsabilidad, decencia y honor de unos y otros.

Yo siento vergüenza ajena, tan solo de pensarlo.

Aún tenemos Pedro Sánchez para meses, porque los españoles no somos como los chinos del Singapur de finales del siglo XX.

Lamentablemente no he ido por allí en lo que llevamos de siglo, pero tengo la impresión de que no se habrán degradado hasta estos límites, que sufrimos ahora los españoles.

Hasta la semana que viene amigos.