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viernes, 19 de diciembre de 2025 | Última actualización: 01:09

Señor Sánchez, venga a los toros a Castellón

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Me niego a que nos tengamos que acostumbrar, cual rebaño de ovejas conformadas, a que haya un Gobierno que decida por nosotros a qué dedicar nuestro tiempo libre, nuestros gustos o preferencias, nuestros límites en lo cultural y nuestros matices como pueblo. No.

Tras la última polémica del Gobierno Socialista de Pedro Sánchez con el bono cultural para jóvenes ha quedado más en evidencia que nunca que sí hay un interés por invisibilizar la cultura taurina, por borrar de un plumazo siglos de historia de nuestra forma de vivir. De castigar a un sector del que viven miles de familias de nuestro país y que en Castellón tiene un papel importante en nuestra economía y en la cultura de todos los pueblos de nuestra provincia.

Señor Sánchez, venga a los toros a Castellón. Le invitamos a comprobar cómo los festejos taurinos de bous al carrerde estos últimos días han concentrado a más gente que el resto de eventos culturales que hayamos podido impulsar desde las administraciones en los últimos meses. No hay mejor muestra de que los toros son cultura que ver cómo en cada uno de nuestros pueblos las peñas, los ayuntamientos, las comisiones de fiestas se han movilizado para organizar unos actos que han reunido a miles de aficionados que, con todo el respeto a las normas establecidas, han recuperado su ilusión, su tradición, con emoción al volver a ver a estos animales recorrer las calles de sus pueblos. Fíjese si será cultura, que en pueblos donde apenas se supera el centenar de habitantes se han movilizado para programar todo un fin de semana taurino por su patrón, y las callespor fin han recuperado la actividad y la vida, ¿y eso que nos define no es parte de nuestra cultura?

Señor Sánchez, no le pedimos que lo comparta. Solo que lo respete. Y que, en la medida de lo posible, sea justo con la distribución de los recursos de todos los españoles, los que comparten sus gustos y los que no. Porque al final, de lo que se trata es de la libertad de decidir, y las imposiciones además de tener las patas cortas, como las mentiras, a veces no hacen más que revivir y reactivar lo que se quiere castigar.