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Exempleado de Castor: "Tras los seísmos un compañero entró en crisis de pánico y tuvo que abandonar la plataforma"

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Segunda jornada del juicio del caso Castor. Si la jornada de ayer estuvo marcada por las declaraciones de los responsables de la empresa Escal UGS, hoy ha sido el turno de investigadores del Observatorio del Ebro, responsables de Política Energética del Gobierno y varios trabajadores de la plataforma. Testigos del Observatorio del Ebro y el Ministerio coinciden en que la Falla de Amposta no fue desecandenante de los seísmos en la costa de Vinaròs. Por otro lado, uno de los empleados, aún en activo en la empresa, insiste en que los movimientos en las plataformas en el mar son frecuentes

Castellón Información/S.N.

Segunda jornada del juicio del caso Castor, el almacén subterráneo de gas frente a la costa de Vinaròs. Si la jornada de ayer estuvo marcada por las declaraciones de los responsables de la empresa Escal UGS, parte acusada, el que fuera presidente de la empresa Escal UGS, Recaredo del Potro, y el consejero delegado, José Luis Martínez Dalmau, como presuntos responsables de un delito contra el medio ambiente y los recursos naturales que provocaron cerca de medio millar de seísmos en 2013, hoy los testigos, cerca de una veintena, han estado conformados principalmente por investigadores del Observatorio del Ebro durante la época de las inyecciones de gas y cargos del Ministerio de Energía de aquel momento y varios trabajadores de la plataforma. La sesión, que se ha alargado desde alrededor de las 10.30 hasta casi las 14.00 ha costado incluso de seguir a los ahí presentes por la mala acústica de la sala, que sumado a las mascarillas y aparatos de ventilación ha dificultado en gran medida su seguimiento. 

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El primero de los  testigos, investigador del Observatorio del Ebro, J.M.T ha explicado que antes de que comenzaran las inyecciones de gas se remitió un informe al Ministerio sobre los consecuencias que podían tener dichas actuaciones en el territorio como episodios de carácter sísmico. Recuerda que cuando se hizo público el proyecto se produjo un rechazo de la ciudadanía , “ya que en la zona hay actuaciones como el trasvase del Ebro, centrales nucleares,  etc. que han tenido mucho impacto ambiental y que la ciudadanía no ha visto con buenos ojos. No había miedo a la sismicidad, pero sí a que se escapara el gas o se originase una explosión”. El Ministerio de Industria decidió celebrar una jornada informativa en Tortosa en 2007 para explicar el valor estratégico del proyecto, a partir de ahí, la empresa Escal UGS les encargo una monitorización de los movimientos sísmicos que pudieran producirse con la instalación de dos simómetros y la posible instalación de uno de tipo submarino si fuese necesario.

Le ha seguido en la declaración A.U., responsable de la Sección de Sismología del Observatorio del Ebro quien ha sido preguntada por numerosas cuestiones de carácter técnico por parte de la fiscal, la abogada que representa como acusación particular a la Asociación de Afectados por la plataforma Castor (Aplaca) y la defensa de los acusados y ha explicado que la monitorización que se acordó tras el encuentro de Tortosa detectaba actividades sísmica muy pequeñas y que a partir de las inyecciones pasó de ho haber ninguna a registrarse muchas de pequeña magnitud. Ha comentado la intensidad de los séismos que se produjeron en septiembre de 2013 oscilaron entre los 2 y los 3 puntos, que significa que puede llegar a caer algún objeto y notarlo en estado de reposo. Respecto a las actuaciones que había previstas en caso de seísmos, ha detallado que se proponía la rebaja de la presión en el subsuelo o incluso su paralización y ha confirmado que la costa de Vinaròs es una zona de muy baja peligrosidad sísmica. Así mismo, ante una pregunta de la defensa ha reconocido que la sismicidad no tuvo relación con la Falla de Amposta aunque esta sí que pudo experimentar algún cambio. “Son especulaciones al final y al cabo”, ha espetado la testigo, aunque ha añadido que las inyecciones aceleran en el tiempo la sismicidad, pero que no aumenta la peligrosidad y que no se puede anticipar el estado tensional de una falla. 

La siguiente testigo, E.B., también del  Observatorio del Ebro, ha asegurado que desde que comenzaron los primeros movimientos se dio aviso y que todos los seísmos aparecen en el mar y alrededor de la plataforma, aunque en informes posteriores llegaban a notarse incluso en la zona de Benassal, por lo que la zona se limita a unos 40 km alrededor de a plataforma, lo que se conoce como red local. Ha explicado que había un contacto directo e informes casi diarios con la empresa y que el del primer semestre de 2013 arrojaba 579 movimientos sísmicos, 268 en el ámbito de estudio. Lo seísmos se localizaban a unos 15 km de la ubicación de la plataforma y ha manifestado que cuando se redujo el caudal, disminuyeron los episodios que no superaron los 2,5 puntos de magnitud. En noviembre de 2013 continuaron monitoreando la sismicidad de la zona y en 2014 volvió a niveles de 2012. 

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El siguiente en testificar, S.L., Subdirector de Hidrocarburos y Energía de aquel momento, ha comentado que la comunicación tanto con el Observatorio del Ebro como Escal UGS era muy fluida y que estaba al tanto de todos los avances y acciones como la reducción del caudal de gas cuando se produjeron los primeros seísmos. Se ha referido también a estudios que han analizaso el proyecto desde la vertiente sismológica, geomecánica y geológica y que han arrojado que con los estándares industriales de aquel momento, “se conocía lo que se conocía” y que lo ocurrido era difícilmente predecible, además de se descarta la Falla de Amposta como causa de la sismicidad. "Ante los primeros movimientos y la preocupación de la ciudadanía, se decidió emitir un informe de suspensión”, ha señalado.

J.S., director general de Política Energética y Minas en aquella etapa, ha asegurado que durante las inyecciones comunicaron al Instituto Geológico Nacion la cantidad de seísmos que se produjeron, las cuales llegaban al máximo a una intensidad de 2,6 y que el día 26 se tomó la decisión de paralizar las inyecciones. “Enseguida se creó una mesa de trabajo, pero después del día 26 aumentó la potencia de los episodios hasta alguno de 4,2, por lo que decidimos prorrogar hasta 2014 la suspensión de la actividad ya que había una relación causa efecto y era inviable seguí inyectando gas”. Así mismo descarta el papel de la Falla como desencadenante, “porque los seísmos hubiesen sido mayores, aunque la causa podría ser de las fallas menores más profundas”. 

8 trabajadores de la plataforma, uno de ellos aún en ella 

Hasta 8 trabajadores de la planta han pasado por la sala, uno de ellos aún en activo con la empresa, y han explicado su experencia durante las inyecciones de gas y los efectos en la plataforma. La mayoría han coincidido en que lo que notaron fueron movimientos leves, aunque ha habido alguna excepción, ya que la plataforma no es una estructura estática, y que algunos pensaron que estaban originadas por el movimiento de las turbinas cuando se ponían en marcha. A otros de ellos les ha costado recordar exactamente si se encontraban en Castor durante las inyecciones de gas o después, ya que hacían turnos de 15-21 días y luego abandonaban la infraestructura para descansar durante el mismo número de jornadas.

A.R., empleado de Castor de 2012 a 2016, ha asegurado que durante las primeras inyecciones en septiembre notó un temblor de noche. "Nos despertamos y acudimos al Master Point ya que no sabíamos como actuar puesto que era un escenario que no nos habíamos planteado. Un compañero entró incluso en una crisis de pánico y tuvo que desembarcar". Otro de los empleados, que actualmente sigue trabajando en la plataforma como supervisor de operaciones ha explicado de la plataforma está totalmente instrumentada y que todos los datos quedan registrados, además de los partes que completan cada uno de los compañeros cuando dan el relevo, lo que se conoce como diario de abordo. Recuerda que en la primera fase de inyección él estaba a bordo y que el relevo se hizo con normalidad y sin ninguna percepción sísmica. Señala también que los trabajadores de la planta eran ejecutores y que las decisiones se tomaban en el mando de tierra. Recuerda que sí hubo una modulación del caudal de gas tras los episodios. Respecto al ambiente en la planta, ha reconocido que había cierta tensión en los trabajadores, sobre todo por la información en el exterior, pero que la situción general era de tranquilidad. "Llevo 15 años en la industria y la sismicidad es frecuente. Evidentemente tras los episodios se intensificó la necesidad de vigilar que todo iba bien en la planta y los datos de unos de los pozos que más habia que vigilar se mantenían bastante lejos del valor de alarma (139 bares respecto a 195)", ha manifestado.