Hace apenas unos días, la ciudad de Valencia se vio sacudida por una tragedia que resonó en todos los rincones. Los medios televisivos, la prensa y las redes sociales se inundaron de imágenes y comentarios sobre el desgarrador suceso que se cobró varias vidas, dejando a otras tantas heridas, al igual que los daños económicos y emocionales que han impactado en sus vidas.
En el eco de esta tragedia, las pantallas de televisión dedicaron horas y horas a discutir lo ocurrido, las redes sociales se llenaron de cientos de mensajes, la mayoría de contenido sensacionalista, y la radio ocupó sus programas con el tema. Desde fuera, la primera reacción es de dolor y compasión hacia las personas afectadas y sus familiares. Yo el primero. Pero, ¿qué sigue después?
Lo que surge una inmensa mayoría que comienza a teorizar sobre lo que se debería haber hecho o no. Expertos aparecen para compartir sus puntos de vista, medios sensacionalistas explotan la tragedia, buscando culpables, arrojándose culpas unos a los otros, algunos acuden solo para la foto y se van como han hecho en otras desgracias, en una vorágine de opiniones y conjeturas donde lo único importante es que pasará con los damnificados y sus vidas.
En medio de este caos, surge una parte de la población pequeña pero que se distingue por su acción inmediata. Personas que, lejos de quedarse en la pasividad, se movilizan para ayudar. Se organizan para recolectar alimentos, ropa y artículos de primera necesidad. Ofrecen su trabajo, sus medios y hasta sus hogares para apoyar a quienes lo perdieron todo. Estos individuos abandonan el sofá, apagan la televisión, dejan de comentar en redes sociales y dan un paso al frente.
Es en este contexto, te traigo a colación una frase de Benjamín Franklin: «Hay 3 tipos de personas en el mundo: los inamovibles, los movibles y los que se mueven». Así como existen personas "inamovibles" en la sociedad, que les da igual todo mientras no les afecte directamente (también en el ámbito empresarial), los hay quienes solo reaccionan de forma pasiva ante los acontecimientos. Y por último, destacan aquellos individuos que no se conforman con ser espectadores, sino que toman la iniciativa, moviendo y cambiando tanto la sociedad como las empresas.
Este artículo rinde homenaje a aquellos que no se conforman con la inmovilidad, a aquellos que, ante la adversidad, eligen moverse y cambiar el curso de la historia. Y como no a bomberos, policías, sanitarios que viven muchas veces esta profesión desde la vocación por servir y ayudar a los demás. En una sociedad y en un entorno empresarial mejor, necesitamos más individuos dispuestos a moverse y cambiar el mundo, no solo espectadores.
Y en tu caso; ¿qué tipo de persona eres tú? ¿La que observa desde la distancia, la que reacciona de manera pasiva o la que decide tomar acción y moverse por un bien mayor?
