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jueves, 11 de diciembre de 2025 | Última actualización: 18:53

¿Quién le está susurrando a mi jefe sobre mí?

Tiempo de Lectura: 2 minutos, 18 segundos

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No, no es el título de ninguna película ni de ningún libro. Es una es una auténtica putada (y bien gorda) si te encuentras con un perfil así en la oficina.

Hace años tuve una persona en mi equipo que, en teoría, estaba para ayudarme. Y de puertas para fuera, todo era buen rollo: “lo que necesites”, “ya me encargo yo”, "¡hola, jefe!" Parecía que congeniábamos a las mil y una maravillas.

Pero por detrás, otra película se gestaba, como las de Alfred Hitchcock. 

Comentarios en pasillos, medias verdades, adornos a conveniencia y visitas frecuentes al despacho de mi jefe para susurrarle al oído sobre mí (mal, claro está).

Mientras yo estaba centrado en trabajar, en sacar el equipo adelante, en cumplir objetivos, ella estaba centrada en colocarse mejor que nadie, para ocupar mi puesto.

¿El desenlace?

No la vi venir. Y mi jefe no supo (o no quiso) escuchar dos versiones. Un jefe encantado de que le regalaran el oído.

Ni qué decir tiene que aquello acabó mal para mí y muy bien para la persona tóxica.

Por eso este perfil es tan peligroso: no solo hace daño, sino que muchas veces queda como el héroe de la película.

¿Qué les caracteriza?

  • Encantadoras hacia arriba, pero dañinas hacia abajo.
  • Hablan mal de todo el mundo, pero nunca miran sus propios errores.
  • Te halagan en público y te cuestionan en privado.
  • Siempre son víctimas: “solo quieren lo mejor para la empresa”.
  • Les obsesiona saber “qué se cuece” para usarlo a su favor (cotillas profesionales).

¿Cómo identificarlas y ponerte a salvo?

  1. Observa de quién hablan mal cuando esa persona no está.

Mañana pueden hacer lo mismo contigo.

  • Fíjate si nunca se equivocan.

Cuando alguien jamás asume responsabilidad, alguien la está asumiendo por él/ella.

  • Escucha a tu intuición.

Si cada vez que hablas con esa persona sales drenado, confundido o dudando de ti, algo pasa.

  • Protege tu reputación con hechos.

Deja rastro de tu trabajo, acuerdos y decisiones (mails, actas, KPIs…). Los datos son tu mejor escudo.

  • No entres en su juego.

Nada de cotilleos, nada de “off the record”. Límites claros y comunicación profesional y por escrito.

  • Si eres jefe, escucha SIEMPRE las dos versiones.

Un líder se puede equivocar; un buen líder corrige el error y no se deja manipular.

Yo aprendí la lección, aunque tarde. Y te aseguro que, probablemente, mientras lees esto, hay un colaborador tuyo en la oficina de tu jefe susurrando… y de quien menos lo esperas.

Y tú, ¿te has cruzado con alguien así en tu empresa? Te leo en los comentarios.

www.javiergimenezdivieso.com