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jueves, 25 de abril de 2024 | Última actualización: 21:31

Pandemia, inflación y protestas

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La parálisis económica, puede ocasionar que los precios suban pero siempre habrá soluciones que preserven nuestra integridad económica

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Hace apenas unos días veíamos en diarios y telediarios jornadas de protestas en varias ciudades de Italia. En Milán, Turín, Bari se produjeron concentraciones y, en el caso de Roma, hubo incluso enfrentamientos con la policía. El motivo de tales acciones no deja de llenarnos de estupor, tiene su origen en los efectos que la pandemia de Covid-19 ha producido. Ante la propagación del virus las autoridades italianas decidieron prolongar algunas restricciones: restaurantes, gimnasios, servicios de hostelería y otras actividades económicas fueron obligadas al cierre. La medida causó indignación en propietarios de comercios degenerando en tensión y violencia. Eventos de este tipo no han sucedido en España, aquí los efectos de la pandemia se han hecho notar, pero la racionalidad se ha impuesto. La parálisis económica, puede ocasionar que los precios suban provocando inflación, pero siempre habrá el recurso de acudir a soluciones que preserven nuestra integridad económica, recursos de auxilio que en España permiten un préstamo con reunificación de deudas con plataformas para ayudarnos a socorrer nuestras necesidades financieras.

Sabemos que la inflación se refiere al aumento continuo en los precios de bienes y servicios. Generalmente la inflación se produce por demanda, cuando ésta supera a la oferta los precios se elevan. La otra causa habitual de inflación es el aumento de los insumos o los precios de producción de bienes y servicios, lo cual incrementa el precio final que llega al consumidor. La pandemia altera esta lógica pues afecta el alza o la caída de los precios de forma irregular, perturbando la demanda y la oferta.

Según CaixaBank para inicios de este año la inflación interanual en la Eurozona subió a +1,2 p.p (puntos porcentuales). Ello se debió precisamente a un proceder que asigna valores distintos a los artículos clasificados e incluidos en la cesta de consumo familiar. Por ejemplo, la alimentación y los alquileres han subido, en conjunto, +4 p.p.; pero en lo concerniente al turismo, restauración y transporte la caída es de más de -5 p.p. Dicha circunstancia explica en parte el aumento de la inflación en la Eurozona a principios de 2021. La lógica dice que mientras mayor sea la demanda la inflación tiende a crecer y viceversa pero, la buena noticia es que, en España, ha ocurrido un fenómeno que va en contra de esto ya que ante la presión alcista de algunos rubros, ha actuado una presión des inflacionista impuesta por la demanda y otros factores económicos. Todos estos movimientos inopinados son consecuencia de la distorsión que el Covid-19 ha ocasionado y que ha actuado positivamente.

De alguna manera hemos sentido la dureza de la situación, pero es que todo el planeta ha sido fustigado con dudas sobre el destino al que finalmente apuntará este raro paréntesis. Sin embargo, alegrémonos, ya que para los españoles la inflación no ha sido otra pieza que se sume a este rompecabezas de preocupaciones. Sí, ha habido una alteración económica que entendemos se deriva de los ya muchos meses de paralización productiva, pero ante este panorama sobresale la confianza de una convicción que nos asegura poder mejorar: el descenso de la pandemia depende de nosotros, de que reduzcamos el riesgo sanitario. Si este disminuye la reapertura económica se dará y la economía volverá a su cauce normal. No necesitamos pues, como en Italia, agregar más angustias a lo ya de por sí problemático, la solución está frente a nosotros: es solo cuidarnos.