Javier Giménez Divieso. Directivo freelance experto en liderazgo, equipos y RR.HH

Hace unas semanas, un entrevistado me dijo: «No soy de colgarme medallas, pero aquella vez me dejé la piel y nadie dijo nada. Me vine abajo». Días después, su jefe aclaró el malentendido y llegó el “enhorabuena”. Tarde. El efecto ya no fue el mismo.
En las entrevistas que he realizado para mi tesis —mandos y equipos de distintos sectores— aparecen dos relatos que conviven y que quiero compartir contigo:
- Cuando el reconocimiento existe, la gente lo nota y se queda. Algunos hablan de orgullo por una cultura transparente («tanto si lo haces bien como si lo haces mal, te lo dicen»), de gestos personales y económicos y de un reconocimiento que no solo viene del jefe, también de compañeros y clientes. Incluso hay quien, por carácter, se automotiva.
- Cuando falta el reconocimiento, la satisfacción cae y el compromiso se vuelve transaccional. Varios lo sitúan como “algo del pasado”; hoy pesan más las broncas que las gracias o el “solo me llaman para mandar o regañar”. Otros describen un reconocimiento puntual y genérico («a cuenta gotas») o privado e informal (un café, un desayuno) que no compensa la sensación de olvido. Y sí: a veces no va acompañado del componente económico, no compensa la presión o se lo llevan otros.
Y como todo en la vida, es fácil encontrar excusas cuando presentas estos resultados a los líderes de las empresas. Así hay explicaciones recurrentes: «el día a día nos come, los KPIs…» o «no estoy lo suficiente con el equipo por mis viajes, mis responsabilidades, mis ...».
Pero lo que muchas empresas siguen sin comprender es que cuando el mensaje de fondo es “haces tu trabajo y te pago, y ya está”, eso es liderazgo transaccional puro: funciona para la tarea, no para el compromiso. Y el compromiso es el mejor antídoto contra la rotación.
¿Qué funciona y que lo veo en las empresas que fidelizan?
- Di «gracias» pronto.
- En la misma semana del logro, di qué hizo la persona y qué resultado tuvo.
- Combina privado y público. Una nota en el uno a uno y otra delante del equipo cuando aporte.
- Reconocimiento de 360°. Deja que compañeros y clientes también lo digan.
- Sé claro y justo. Explica por qué reconoces y en qué te has fijado.
- Que se note la responsabilidad. Si sube la carga o el impacto, que se vea en tiempo, dinero o ventajas.
¿Qué puedes hacer desde mañana mismo?
- Dedica 15’ a la semana para 3 agradecimientos (2 en abierto, 1 en privado).
- Un minuto de «aplausos» al final de la reunión semanal: quién hizo qué y qué logró.
- Mide solo estas dos cosas durante un mes.
Si estas dos métricas mejoran, tu rotación bajará.
No es magia; es que la gente ve que merece la pena quedarse.
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