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jueves, 16 de mayo de 2024 | Última actualización: 22:43

La ‘gloria divina’ del Carmelitano ligada a la oración, la historia de Benicàssim y el ferrocarril

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Tuvo su origen con la Comunidad de los Carmelitas Descalzos, en el Desierto de las Palmas, y hoy tiene premios internacionales a su producción

El municipio de Benicàssim alberga una de las fábricas de licores más antiguas, pero también has dedicadas a la ‘gloria divina’ de Dios... y a la de los hombres. ¿Cómo si no nació el Licor Carmelitano? Tuvo su origen en el Desierto de las Palmas, entre la oración y el recogimiento, pero pronto comenzó a producir los licores con los que mantenía a sus novicios, y hoy tiene reconocimientos internacionales con una historia ligada a Benicàssim y a la llegada del ferrocarril. ¿quieres descubrir sus secretos?

Benicàssim

Cuentan, que hace muchos, muchos años… cuando comenzó la reconquista cristiana, primero con El Cid, y luego con el rey Jaime I sobre las tierras del Levante Mediterráneo, comenzaron a repoblarse muchos de los territorios que antes estaban ocupados por moriscos.

¿Por qué desierto de las Palmas?

Seguramente el nombre de ‘Desierto’ puede llevar a la confusión en el lector que no conoce la zona… No, esto no tiene nada que ver con las grandes extensiones de arena donde el sol quema y la noche hiela.

El Desierto de las Palmas también podría haberse llamado ‘Paraíso’. Porque es un conjunto de montañas que se extiende desde Oropesa a Castelló, pero que también integra zonas de los municipios de Cabanes, la Pobla Tornesa y Borriol.

Montañas repletas de vegetación, lugares idílicos, fuentes naturales… donde abundaban ‘los palmitos’, de ahí lo de ‘las palmas’. Con una fauna natural propia. Sin depredadores y con la mejor temperatura…

Una zona propicia para las acciones militares de control de toda la costa, entre Oropesa y Burriana…

Pero, salvo pequeños asentamientos de pobladores en torno a algunas de las fuentes de agua… completamente desierto de habitantes…

¡Qué mejor lugar de oración para los Carmelitanos!

Los Carmelitas Descalzos llegan a Benicàssim

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Pero no fue hasta el siglo XVII, cuando la orden de los Carmelitas Descalzos decidió construir un monasterio en las montañas que se denominan ‘Desierto de las Palmas’, en la ladera que recae sobre Benicàssim, para dedicarlo a la oración y el recogimiento… Para ello, compraron la denominada ‘Masía de Gavarrell’. La insalubridad del terreno los llevó en 1698 a trasladarse al Bancal de la Colada.

Primer Monasterio en el Bancal de la Colada

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Ese fue el primer Monasterio del Desierto de las Palmas, cuyas ruinas todavía se encuentran en la ladera, desde donde se puede vislumbrar el mar y el Benicàssim que se extiende de norte a sur…

Lo que no pensaron los frailes, seguramente porque nadie les había hablado entonces de ‘la gota fría’, de la ‘Dana’ o del peligro de los barrancos cuando llegan las lluvias torrenciales tan frecuentes después del verano, es que su monasterio estaba situado en el peor de los lugares posibles.

Porque cuando llueve torrencialmente, toda la lluvia que cae en lo alto de la montaña suele bajar en verdaderas riadas que se lo llevan todo a su paso, por la ladera de la montaña hasta llegar el mar.

Así cuenta la historia que ocurrió en 1783, cuando se produjeron unas lluvias torrenciales constantes entre los meses de septiembre a diciembre.

Las ermitas y el convento sufrieron grandes pérdidas que obligaron a los monjes a instalarse en una hospedería.

Y fue por esa razón, por la que los frailes carmelitanos volvieron a encomendarse a Dios y fundaron un monasterio nuevo, en un lugar mucho más seguro, pero también en ese idílico Desierto de las Palmas en el Bancal de la Portería”.

Nuevo Monasterio

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En 1791 se iniciaba la construcción de la iglesia y en 1793 la vida eremítica. En el año 1796 la iglesia ya se había terminado y en 1802 se trasladaron los cadáveres del viejo al nuevo monasterio.

La invasión de los franceses

En 1811 el Monasterio sufrió los abusos de las tropas de Napoleón. Incluso, en 1813 se produjo un intento de venta del Desierto por parte de las autoridades, que fue frustrado por un informe desfavorable del alcalde de Benicasim. De esta forma, el convento mantuvo buena parte de sus bienes durante la invasión napoleónica.

Poco tiempo después, en 1835, se dictó la Real Orden de Exclaustración Eclesiástica decretada por el Gobierno. El pueblo de Benicasim, agradecido por la ayuda recibida por los monjes en la reciente epidemia de cólera, pidió la supresión para el convento de dicha Orden. En las siguientes décadas se produjo una reducción en la comunidad religiosa, llegando en 1873 al prior y a tres o cuatro padres.

El Monasterio crece y se convierte en Casa Noviciado

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Con la llegada de la Restauración de la Orden la situación de no–exclaustración de la comunidad situó al monasterio en una situación destacada en toda España. En 1880 se declara al Desierto Noviciado, con el consiguiente aumento de la comunidad.

Pero la zona también tenía otro atractivo que conquistó a los Carmelitas, y es que, entre la vegetación se encontraba todo tipo de plantas aromáticas…

Las 40 hierbas de Fray Antonio de Jesús María

Benicàssim
1920. Foto Camilieri

Fueron estas especies las que cautivaron a Fray Antonio de Jesús María, estudioso y conocedor de las hierbas aromáticas. Y Fray Antonio fue el que recogió las 40 hierbas, frutos, hojas y raíces con las que se elaboró el primer Licor Carmelitano.

Había que pagar facturas y mantener a los novicios

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La Casa Noviciado multiplicó la comunidad, pero aquel ‘esplendor’ también generaba nuevas necesidades: había que dar de comer a una comunidad más grandes, y, además, había que pagar su educación.

No solo de la contemplación vivían los frailes… La alternativa que encontraron los padres carmelitanos, fue la de ‘explotar’ sus conocimientos sobre las hierbas aromáticas para crear un licor que luego vendieron y del que obtenían el dinero que necesitaban para mantener la Comunidad: El Licor Carmelitano

Las viñas de Moscatel de Benicàssim

Cabe hacer también un inciso para explicar, que las tierras del término municipal de Benicàssim, ya las de la montaña del Desierto, ya las que se extendían hasta el borde del mar, eran muy fértiles. Uno de los cultivos más valorado y extendido era la de las viñas de uvas moscatel, que fueron muy conocidas y valoradas por su calidad.

Ahora solo hay que sumar dos y dos: la habilidad de los Carmelitanos y la producción de Benicàssim para llegar al punto en el que la Comunidad comenzó a producir sus licores más característicos. Y supieron hacerlo como nadie.

El alambique traído de Francia

Benicàssim

De la pequeña producción local, se pasó a otra mayor. “La fábrica de Licor Carmelitano fue incorporando las novedades del mercado: el alambique traído de Francia, último grito para el momento”.

En los sótanos del Monasterio se instalaron los alambiques. Y el 15 de octubre de 1896 comenzaron a comercializarse las primeras botellas de Licor Carmelitano.

La primera empresa de Castelló que pagaba a la Seguridad social

Benicàssim

Pero, además, y como curiosidad, “se convirtió en la primera empresa que causó alta en la Seguridad Social de la provincia de Castellón. Las etiquetas de los productos fueron traducidas especialmente al inglés y se cambió el diseño y la presentación de la marca, que realizaban los dibujantes de la comunidad eclesiástica.

A lomos de caballería por los caminos de la montaña

Ahora bien, toda aquella industria floreciente se enfrentaba a un grave problema: la conectividad.

Imagine el lector que, el Monasterio donde se producía el licor estaba situado en medio del Desierto de las Palmas, comunicado por caminos de difícil y sinuoso tránsito con Benicàssim y con Castellón.

Los licores, embotellados en la fábrica de la montaña, habían de cargarse en carros, tirados por animales, para poder trasladar la mercancía hasta los puntos de comercio y distribución…

El Licor Carmelitano ya había adquirido fama, había demanda, la producción era limitada pero el transporte era demasiado costoso para la comunidad.

Así las cosas, a finales del siglo XIX tuvo lugar otro hecho importante para la provincia de Castellón y, en este caso, para Benicàssim. Fue la llegada del tren.

La llegada del Tren

  • Benicàssim
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  • Benicàssim

A mediados del siglo XIX los ferrocarriles comenzaron a tener presencia en España a través de diferentes sociedades y concesiones (El primero de ellos nacía en Cuba, que por entonces era provincia española).

Los informes de la época diseñaron un sistema de ferrocarril ‘radial’ con trazados paralelos a los de los ‘caminos reales’. Por ese principio, ni Castellón ni Benicàssim hubieran sido ‘ciudad con tren’.

El caso, es que uno de los proyectos más atractivos en aquel momento, era la creación de una línea que uniera Madrid con el Puerto de Alicante. Pero la Sociedad Valenciana de Fomento aprovechó el impulso para proponer una alternativa: utilizar parte de ese trazado Madrid-Alicante para introducir un desvío hasta el Puerto de Valencia.

Aquello se llevaría a cabo, pero aún hubo más. El primer ferrocarril en territorio peninsular fue el de Barcelona- Mataró, que ya estaba en funcionamiento (desde el año 1848). Y entonces surgió la gran idea: ¿Por qué no conectar Valencia con Tarragona y Barcelona a través de una nueva línea férrea por la costa?: Y así surgió la Línea Valencia-Tarragona que luego se prolongó hasta Barcelona y la frontera con Francia.

La Estación del Ferrocarril de Castellón se inauguró el 26 de diciembre de 1862. Un año después en diciembre de 1863 se inauguraba la Estación de Benicàssim, en pleno núcleo urbano del municipio benicense. Los trabajos para su prolongación hasta Tortosa, Tarragoa y barcela fueron mucho más costosos…

La nueva fábrica de Licor carmelitano en Benicàssim

Benicàssim

Para los frailes, esta nueva infraestructura todavía quedaba ‘lejos’ del monasterio. Los carmelitas todavía habían de transportar su mercancía desde el centro de producción, por los caminos de la montaña

Y así se adoptó una nueva decisión: trasladar la fábrica de la montaña al núcleo urbano de Benicàssim, donde ahora se encuentra.

Tal como cuenta la empresa en su web: “Dada la mala comunicación, ya que todo el transporte se realizaba a lomos de caballerías, se pensó en trasladar las destilerías a la villa de Benicasim, situada en la Costa del Azahar. Por aquellos días el edificio era conocido como “La Fábrica”.

Y añade: En 1912 “El traslado se realizó siendo provincial de la Orden el Padre Bernardino de Jesús María; entonces se fundaron las actuales bodegas y destilerías en las que, además de elaborarse nuestro exquisito Licor, mediante el proceso antiguo y artesanal, se amplió la gama de productos Carmelitano, (moscatel, vino de misa, licor de café, etc.), conjugando recetas y directrices antiguas y artesanas con las técnicas modernas actuales”. Las obras comenzaron en 1905 y se acabaron en 1912.

Tal como muestran algunas de las fotografías que se exponen dentro de la fábrica, el edificio, a principios del siglo XX, estaba totalmente rodeado de viñas…

En 1991 se vendió la firma, aunque los Carmelitas conservan la propiedad de la empresa.

En la actualidad, la empresa no solo ha conservado la mayoría de las técnicas y los utensilios originales, piezas de museo que siguen dando servicio. Sino que también ha ampliado su producción a otros licores que de momento ya tienen reconocida calidad internacional

Visita a la Fábrica de Licor Carmelitano

Benicàssim

Visitar la Fábrica de Licor Carmelitano supone un recorrido por toda su historia, y merece la pena.

Lo primero que llama la atención, es la fachada principal de la Fábrica, situada en la entrada sur del casco urbano.

Cuando se construyó era una nave rodeada por completo de viñas de moscatel. Luego los edificios, el desarrollo urbanístico sustituyeron poco a poco a las uvas… y si hace un siglo las tierras más valoradas de Benicàssim eran las situadas entre la montaña y la villa, ahora, cada metro cercano a la playa vale su peso en oro.

Pero la fábrica conserva todo su esplendor y la fachada principal es imponente. Da la sensación de que de apenas hubieran pasado cuatro días de todo este relato y, sin embargo, cuando el visitante se adentra en su interior, se transporta para convivir con un proceso de fabricación que sigue siendo completamente artesanal.

La Prueba del Botánico: 'No duele'

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Ojo, y esto es un aviso. Lo primero que se muestra a los visitantes es una gran sala donde podrán someterse a ‘la prueba del botánico’. No duele.

Solo pone a prueba las capacidades olfativas del visitante. Todo el mundo presume de tener una nariz excepcional, pero… ¿Es así?

Recorrido por la historia del Licor Carmelitano

A partir de aquí, la guía de la Fábrica relata la historia del Licor Carmelitano al tiempo que se atraviesan las salas de producción.

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Porque si algo caracteriza al Licor Carmelitano, es que se fabrica con las mismas recetas, los mismos alambiques y el mismo proceso artesanal que le dio fama internacional con la incorporación de algunas técnicas modernas.

Antiguamente eran los monjes los que cuidaban de las viñas, los que recogían el fruto. Los que prensaban la uva y luego lo procesaban hasta obtener los licores.

Ahora, lo único que no se hace hoy en día es recoger la uva y pisarla, pero el resto del procedimiento es el mismo.

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El mosto pasa a una zona de reposo en barricas de roble de 1.700 litros y de forma cónica, porque así caben más en el espacio que disponen.

Posteriormente, el caldo pasa por los alambiques. Todavía se conserva el primer alambique de cobre, que fue de los más modernos del mundo. Ahora también se utilizan otros similares.

La destilación de los alcoholes no fue un proceso que pudiera hacer cualquier productor. Primero había que disponer de la materia prima adecuada, luego, los alambiques necesitaban calor para producir la destilación y eso encarecía la operación. Los frailes disponían del mejor producto de las viñas de Benicàssim y utilizaban los restos de madera de la poda de las viñas como combustible. Con el tiempos e han utilizado otras energías. pero solucionaron el problema con los restos de madera de la poda de las viñas.

Posteriormente se pasa a la fase de fermentación, con depósitos de 8.000. 5.000 y 1.500 litros, que solo se utilizan para el moscatel, la mistela y el vermut.

Todavía conservan una embotelladora artesanal capaz de producir 1.200 botellas por hora… solo que solo sirve para un determinado modelo de envase. El resto de los licores, con otros envases diferentes, han de ser embotellados a mano.

Y así, pasado el tiempo, la fábrica Carmelitano no solo mantuvo su primitiva empresa y sus licores más preciados, sino que además, han incrementado la variedad de los productos que ofrecen.

Benicàssim
Farmacia y Laboratorio

Por cierto, otra curiosidad a tener en cuenta: el licor de cola... ¿Verdad que les suena?. Pues cuenta la historia que la célebre bebida que es 'la chispa de la vida', ya tenía su representación en la zona de la provincia de Castellón, donde se producía, con alcohol, como tónico reconfortante... También se encuentra a la venta.

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El recorrido por el Museo del Carmelitano llevará al visitante hasta la bodega, donde el fresquito y la humedad se mezclan con la oscuridad de los pasillos llenos de toneles...

Y al final del viaje ¿Por qué no probar un poco de cada cosa?. La recomendación es empezar por los licores de menor graduación para acabar con el licor Carmelitano que es el que más alta la tiene...

Benicàssim

Aunque, si vale una recomendación, deje el visitante que le preparen un gin tonic con la ginegra '119 London Dry Gin’. No quedará decepcionado.

Premios reconocimientos y nuevos productos

El 10 de junio de 2009, Carmelitano fue premiado con una placa conmemorativa por su participación en la Exposición Regional de Valencia de 1909. La placa fue otorgada conjuntamente por el Excelentísimo Ayuntamiento de Valencia y por la Cámara de Comercio de Valencia.

Benicàssim

En 2015, después de un largo proceso de investigación y desarrollo nació la denominada ‘119 London Dry Gin’, la ginebra Premium de Carmelitano Bodegas y Destilerías, fruto del arduo trabajo del maestro destilero Manuel Blasco Vallés. Se destila de diferente manera a como lo hace la ginebra tradicional. Es una ginebra más clásica, más seca y con aromas de las hierbas del Carmelitano. Se llama ‘119’ porque cuando la hicieron habían discurrido 119 años de la inauguración de la bodega de Benicàssim.

El Vodka que se produce se llama ‘71’ porque para su producción se utiliza el agua de Benasal, un pueblo de Castellón famoso por su agua. Y de Benicàssim a Benassal hay 71 kilómetros.

En marzo de 2016, el producto ‘119 London Dry Gin’ fue galardonado con la Medalla de Plata en el San Francisco World Spirits Competition, de California, uno de los certámenes con mayor prestigio a nivel mundial en la industria de los vinos y las bebidas espirituosas.

Ese mismo año, su Ginebra Premium también fue galardonada en el Catavimum World Wine & Spirits, celebrado en Vitoria, con La medalla de Oro, confirmando la calidad y exquisitez de la primera ginebra Premium de Benicasim.

Benicàssim

Además de los premios otorgados a 119 Gin, los vinos y licores también fueron premiados en el Catavinum 2016. Los exquisitos Licor Carmelitano y Licor de Café fueron premiados con la Medalla de Oro, mientras que el licor de Avellana Carmelitano y el Moscatel Carmelitano obtuvieron Medalla de Plata.

Y si el lector todavía alberga alguna duda... sepa que la Destilería Carmelitano se encuentra reconocida y presente dentro de la 'Ruta del Sabor' que defiende los productos más tradicionales y de calidad de la provincia de Castellón, a través de la Diputación Provincial.

Los productos Carmelitano fueron degustados en la Bodeguilla de Castellón Información durante las Fiestas de la Magdalena.

¿Se animan? Personalmente opino: ¡Es gloria divina!

Bibliografía:

Historia del Licor Carmelitano

Parque del Desierto de las Palmas

Convento Carmelitano

Historia de una ciudad con tren. Castellón Información