Este lunes 20 de marzo hemos celebrado el Día Internacional de la Felicidad. Una jornada que, instaurada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 28 de junio de 2012, es un objetivo común de cualquier sociedad.
El bienestar, la salud, la calidad de vida o el empleo son metas que vertebran esta búsqueda común de la felicidad. Mecanismos que nos ayudan a alcanzar esa aspiración universal que nos identifica como seres humanos y que reconoce la importancia de incorporarla en las políticas de gobierno.
Nosotros queremos gobernar para alcanzar esta felicidad. Ser capaces de aspirar a ella con optimismo e ilusión, pero sin ser ingenuos, ni utópicos, porque estamos convencidos de que este es un objetivo que se trabaja día a día y que debe vertebrar nuestra acción política.
Y sin duda, uno de esos retos fundamentales que nos harán alcanzar la felicidad es la salud. El bienestar comienza por recursos sanitarios óptimos y con la cobertura médica debida. Hay que sumar recursos como el CICU o incorporar prestaciones como la SAMU. Evitar desplazamientos a nuestros vecinos para recibir asistencia médica en salud mental que hace años disfrutaban. Asegurar recursos sanitarios suficientes en la playa para asistir a una población constante de 3.105 vecinos. Y cuidar de nuestros médicos y sanitarios porque ellos cuidan de nosotros. Porque no hay mejores manos para protegernos que aquellas que nos protegen.
La salud es un camino directo a la felicidad. La salud dotada con una cartera de servicios que ayuden a las familias que cuidan de dependientes, que ofrezcan recursos de bienestar a nuestros mayores y que protejan a quienes han cuidado de nosotros.
La felicidad es ser capaces de dotar a las políticas de alma y humanidad. De mostrar dolor cuando hay políticos que echan el cierre a consultorios como el de Pla de la Torre, y de movilizarnos para recuperar especialidades que nos han quitado. Nosotros estamos decididos a hacerlo posible porque no hay mayor aspiración humana que este objetivo común. Y a conseguirlo con políticas realistas que tengan a los vecinos en el centro de su acción y busquen una Almassora capaz de ser feliz con el empeño y el esfuerzo que nuestro pueblo merece. Lo haremos posible entre todos.
