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domingo, 28 de abril de 2024 | Última actualización: 01:46

Al cáncer hay que plantarle cara e investigar para encontrar una cura

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Inma Castell presentó su libro en el Menador, expuso sus miedos, contó su experiencia: ‘el maratón de su vida’ y sus 1.615 días de lucha

Periodista, trabajadora, mujer incansable, madre de un hijo pequeño, amiga, compañera, y una mujer que lleva una lucha contante contra una palabra: cáncer. Son ya 1.615 días desde que le diagnosticaron cáncer de pulmón metastásico. Pero a las cosas hay que ponerles nombre y nunca hay que tirar la toalla. Ha presentado su libro: “El maratón de mi vida”, cuyos beneficios ya tienen un destinatario: la investigación, porque la cura existe.

Cáncer
 La periodista Inma Castell ha presentado su libro: ‘El maratón de mi vida’, en el que cuenta cómo mira la vida cara a cara, cómo se enfrenta al día siguiente, a esa enfermedad que la sociedad esconde por miedo, el cáncer.

El acto se ha celebrado en el Menador de Castellón, acompañada por la alcaldesa de la ciudad, Begoña carrasco; por otras personas conocidas, como la consellera Salomé Pradas; pero sobre todo por muchos, muchos amigos, gente que la quiere, y otros que posiblemente ni siquiera la conozcan. Pero es que Inma Castell es muy, muy especial.

Hace poco más de cuatro años, con toda una vida por delante, una carrera exitosa, un puesto de trabajo en el periódico de su vida, una pareja, un hijo muy pequeño y muchos sueños por cumplir tuvo que hacer frente a un diagnóstico que nunca le había pasado por la cabeza: “Tienes cáncer de pulmón metastásico”. Y sí, como reconocía en la presentación de su libro, "el mundo se le vino encima". Se quedó bloqueada. Surgieron las preguntas ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí?

Y otras tantas que se habrán planteado todos los enfermos de cáncer, con un complejo de culpabilidad. La sociedad oye hablar de tantas cosas todos los días… que si afecta a fumadores, gente de vida… poco saludable… gente sedentaria. De alguna forma, reconocía Inma, se rompen los esquemas porque todo eso puede ser cierto, quizá… Pero no. La sociedad tiende a marcar culpables, posiblemente para hacer frente a sus miedos.

En aquel momento Inma Castell se había planteado una vida feliz, y tal como es ella, llena de responsabilidad, y después de tener un niño precioso, había cuidado su cuerpo y su mente para poder responder a todos los momentos, todas las necesidades de su hijo. ¡Tantas y tantas cosas como solo una madre puede plantearse! Y más una mujer como Inma, detallista hasta el milímetro, en su vida y en su trabajo.

Y lo que casi le anunciaron como un cubo de agua fría, una enfermedad terminal sin vuelta atrás se convirtió en una lucha feroz por la vida. Porque sí, porque tenía un hijo pequeño, una familia, unos amigos, una vida y no estaba dispuesta a renunciar a nada de eso.

¡Qué fácil se cuenta desde fuera! ¡y qué terrible infierno es para la persona que lo vive!.

No, aquí no hay culpables, y nadie se merece esto ¡y yo quiero vivir! Y han pasado 1.615 días desde entonces. Inma ha luchado con todas sus fuerzas y cada día ese convierte en una nueva meta.

Ahora vuelve a trabajar, de periodista, en otro puesto de trabajo, pero con la misma pasión que siempre. Ha visto crecer a su niño y sabe que hay mucha gente que se hace preguntas, como las que se ha hecho ella, como se harán otras a las que también el cáncer le ha cambiado la vida.

¿Por qué este libro? ¿Por qué ahora? Porque Inma sigue quebrantando moldes, rompiendo estereotipos y venciendo batallas y . Porque es una mujer maravillosa y además tiene la suerte de tener la profesión que más le gusta. Porque siempre ha sido capaz de ver las cosas con esa mirada del periodista inquieto que se quiere comer el mundo y que no se lo cuenten. Porque quiere contagiar su lucha y abrir los ojos… porque necesita transmitir lo que ella y muchos como ella han sentido y sienten todavía.

¡Quien mejor que ella para poder contarlo!

Y así, con su libro ‘a cuestas’, en el Menador, ha sido capaz de contar, de relatar, de explicar, pero también de contagiar su lucha. El cáncer existe, hay que llamarlo por su nombre, hay que saber que está, que te puede tocar, y la sociedad no puede ponerse de espaldas. Porque frente al cáncer solo hay una salida: investigar. El cáncer tiene cura y hay que dedicar esfuerzos e investigación para encontrarla.

Durante la presentación Inma Castell no ha escondido miedos ni fantasmas. Ella no es una super woman, solo es una mujer que lucha y quiere dar respuestas a tantas preguntas como ella se hizo y se sigue planteando.

Nadie puede solo, esa es una de sus afirmaciones. Y no le falta razón. La vida es una carrera de obstáculos, la vida con cáncer lo es mucho más y no hay que creerse capaz de todo. Porque no es verdad. Todos necesitamos ayuda. Y un enfermo de cáncer también, y debe pedirla. En su caso, ha sido su psicóloga la que la ha ayudado a poner los puntos sobre las ies. También han sido su familia, su niño, sus amigos los que hicieron una piña a su alrededor. Y no hay que avergonzarse por ello.

Hay que saber cómo pedirles a los tuyos que te traten, cuando quieres que te mimen y cuando necesitas que corran a tu lado. Todo eso se aprende, como le ha pasado a Inma, pero también se puede contar para que quienes lo tengan que afrontar ya tenga parte del camino hecho.

En su exposición comentaba que su psicóloga le planteó la necesidad de que plasmara sobre el papel sus preguntas, sus respuestas, lo que le hacía sentirse mejor, lo que necesitaba de los demás. Esa ha sido otra de las razones de este libro.

Un enfermo de cáncer no tiene por qué dejarse caer en un rincón. Se puede hacer deporte, como en su caso, se puede practicar sexo, se puede hablar abiertamente de todo. Y se puede querer como solo una madre sabe hacerlo sin dramatismos ni explicaciones retorcidas. Ella le ha contado a su niño lo que es su enfermedad, cómo él ha sido importante para avanzar día a día, e incluso, por qué se le cayó el pelo, o porqué llevaba una maquinita puesta para que le pudieran inyectar los tratamientos. Con palabras sencillas pero reales. Y su niño lo ha asumido, lo entiende, la quiere como es y es la pieza fundamental de su vida.

Inma Castell también ha hecho una llamada de atención para los cuidadores de los enfermos con cáncer. Porque también ellos lo viven y lo sufren. Porque ellos también necesitan ayuda y su entorno, la sociedad debe saber cómo apoyarlos.

El salón estaba a reventar, pero cada momento de esta presentación fue un cúmulo de emociones que han dejado huella y han arrancado sentimientos. Una presentación dedicada también a uno de sus mejores amigos, de esos que forman esa ‘piña’ de la que antes hablaba… ayer enterraron a su padre que falleció por cáncer. También él, sin quererlo, ha sido protagonista de ese momento mágico.

Y cuando parecía que se acaba la presentación llegó el regalo. Un paquetito amigo lleno de pequeñas cosas, pero de muchos trocitos de corazón. ¿Qué te gustaría Inma? ¿Haces deporte?, pues con esta camiseta lo harás con la certidumbre de que nos llevas a todos contigo…

Imposible no contagiarse de energía con una mujer como esta. Si la conocen, lo saben bien, porque Inma es mucha Inma. Y si no han tenido el gusto, no dejen de meterse en ‘el maratón de mi vida’. Recuerden que esta presentación, estas palabras, este libro, todas las historias que todavía tiene por escribir Inma Castell tienen un destino muy claro: la investigación y la lucha contra el cáncer. ¿Se apuntan?